En minutos todo a la redonda era una fogata inmensa. "Mis vecinas quedaron calcinadas", señala Abraham Mardones, quien milagrosamente alcanzó a huir de Villa Independencia, epicentro de los incendios forestales más mortíferos que recuerde Chile . Dice que tuvo el "coraje" de tapar el cuerpo de una de ellas.
Todavía estremecido por los cadáveres calcinados que vio dentro de esqueletos ennegrecidos de viviendas, este soldador y universitario de 24 años lamenta su ruina.
"El fuego consumió todo, recuerdos, comodidades, tu hogar. Yo quedé con lo puesto, un solo overol y unas zapatillas que me regalaron. Solo pude rescatar a mi perro", relata a la AFP.
Mardones vivía junto a varios familiares repartidos en cuatro viviendas, una pegada a la otra. Salvos sus vidas, lo perdieron todo.
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Al caer la tarde del viernes, las llamas se abalanzaron desde las colinas sobre los cerros superpoblados de Viña del Mar y otras zonas de la región de Valparaíso. El viento propagó el fuego rápidamente.
Mardones y otros pobladores sintieron ráfagas de aire incandescente.
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Hasta el momento se cuentan 99 muertos, pero el gobierno prevé que la cifra siga aumentando en la peor tragedia que envuelve a Chile desde el terremoto de 2010, seguido de un tsunami, que dejó medio millar de fallecidos.
Solo en Villa Independencia, en Viña del Mar, hubo por lo menos 19 muertos, según autoridades.
Alrededor de 12.000 personas viven en este cerro. Varios sectores quedaron totalmente destruidos. El olor a ceniza y a plástico quemado flotaba en el ambiente luctuoso.
Se estima que existen entre 3.000 y 6.000 viviendas afectadas.
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Coraje súbito
Mardones vio arder un cerro colindante. Recuerda que apenas había comenzado a lanzar agua sobre los techos y paredes de su casa, cuando el calor ya se hizo insoportable.
Antes de que las llamas abrasaran el lugar, alcanzó a huir junto a su tío y su mascota, detrás salieron sus familiares desesperados:
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"Vimos el fuego en el cerro del frente (...) Nos volvimos a asomar y ya el fuego lo teníamos en la pared de nuestra casa. Fue todo en cosa de 10 minutos. El cerro entero se quemó".
El sábado regresó. Y entonces vino el horror. "Yo no estudié para eso, no tengo tampoco el coraje pero debí tenerlo para pescar (encontrar) a mi vecina calcinada y taparla".
Lo hizo, según él, para que los perros dejaran de merodearla.
"Tengo vecinas que murieron calcinadas", continúa con su descripción en medio de una calle estrecha llena de escombros y autos dañados bajo un manto de cenizas.
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"Aquí pasaban amigos con un camión en el que se llevaban los cuerpos de su hermano, de su papá, de su hija quemados. Estaban tirados en el cerro. Ahí no hay ninguna autoridad", sostiene Mardones.
Cerca, Eduardo Castillo, un operador de maquinaria de 60 años quien también perdió su auto y vivienda por las llamas, recuerda que al huir junto a sus dos hijos y sus cinco perros dejó atrás "una fogata inmensa".
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"Había una ráfaga de chispas, en vez de tierra, chispa encendida (…) No había nada que hacer, las chispas no se podían controlar", cuenta a la AFP Castillo.
Este domingo los pobladores de Villa Independencia seguían deambulando por las calles y removiendo escombros.
"No tengo mi máquina de soldar, perdí mi esmeril, no tengo nada (...) pero mis manos las tengo buenas gracias a Dios", se consuela Mardones.