Desde el 21 de junio de 2019 Birmania sufre el que se ha denominado como el bloqueo de Internet más prolongado del mundo, impuesto por el mismo Gobierno en el oeste del país, por su conflicto con la organización rebelde armada Arakán (AA), una situación que ha creado un verdadero "agujero negro" que impide la llegada de ayuda humanitaria e información sobre el coronavirus en dicha región.
De manera literal, ha denunciado Human Rights Watch (HRW), para miles de personas no existe el coronavirus, o el COVID-19, no saben de qué se trata, qué tan grave es y, por lo tanto, las labor de atención e información de la situación de la pandemia en dicha región de Birmania se hace muy compleja.
Varias organizaciones de derechos humanos internacionales y domésticas, e incluso de varias embajadas occidentales en el país, emitieron un comunicado demandando al gobierno birmano su levantamiento.
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"El bloqueo de Internet ha creado un agujero negro. Información básica para el funcionamiento de la sociedad desaparece y hace difícil evaluar el volumen de la ayuda que se necesita", señala a Efe Laetitia van den Assum, diplomática holandesa que formó parte de una comisión encargada por el Gobierno birmano y liderada por Kofi Annan para hallar soluciones a los múltiples conflictos en Arakan.
El apagón, que está acompañado de restricciones al acceso de organizaciones de ayuda humanitaria, está provocando que los habitantes de algunos pueblos ni siquiera sean conscientes de la pandemia del COVID-19 y que se desconozcan las carencias de alimentos y agua en una de las zonas más empobrecidas de Birmania, según informaba Human Rights Watch en un comunicado.
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Un largo conflicto
La lucha entre el Ejército birmano (conocido como Tatmadaw) y la guerrilla etnonacionalista del AA se recrudeció a partir de enero del año pasado y desde entonces no ha hecho más que enquistarse; por el momento ya ha desplazado a más de 130.000 personas en las remotas zonas del norte de Arakan y el sur del estado Chin, donde el bloqueo a Internet no ha logrado doblegar a los insurgentes.
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"El Tatmadaw cree que parte del mando y el control del AA se realiza mediante aplicaciones de mensajería encriptadas. Eso es probablemente cierto, pero hay medidas mucho más específicas que se podrían emplear para responder a ello, en lugar de un bloqueo total de Internet", señala a Efe Richard Horsey, analista político radicado en Rangún, la ciudad más populosa del país.