El dalái lama, el líder espiritual de los budistas tibetanos ingresado el martes en un hospital de Nueva Delhi debido a dolores torácicos, "está mucho mejor" y recibirá probablemente el alta "dentro de unos días", declaró este miércoles a la AFP el portavoz del jefe espiritual tibetano.
"Su Santidad está mucho mejor, pero sigue bajo tratamiento en el hospital y esperamos que salga dentro de unos días", declaró Tenzin Taklha por teléfono. El portavoz no precisó exactamente la dolencia del dalái lama, de 83 años de edad.
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Poco antes, Ngodup Tsering, el representante del dalái lama ante Estados Unidos, dijo a la AFP que el líder espiritual llegó a Nueva Delhi a primera hora del martes para una visita a un médico especialista en el hospital Max, después de haber experimentado una "leve tos".
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"El médico dijo que no hay razones para preocuparse. No es nada serio", dijo Tsering, sin confirmar si el dalái lama continuaría tratamiento en el mismo hospital.
"Se tomará un descanso de algunos días", comentó.
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Por su parte, el superintendente de policía de Kangra, Santosh Patial, dijo al diario The Indian Express que el dalái lama, que vive en exilio desde hace 60 años en Dharamshala, en el norte de India, abordó un vuelo regular en la mañana del martes hasta Nueva Delhi y que no fue transportado de urgencia.
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"No hay motivos para preocuparse", dijo.
Aunque sigue siendo un orador extraordinariamente popular, el dalái lama ha reducido drásticamente sus compromisos internacionales, y no se encontrado con ningún líder global desde 2016.
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Al mismo tiempo, diversos gobiernos admiten reticencias en invitarlo, por temor a generar tensiones con el gobierno chino.
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El dalái lama ha tratado de impedir cualquier tentativa del gobierno de China de nombrar a su sucesor reencarnado, al punto de haber anunciado en 2011 que él mismo podría ser el último del linaje, que se perpetúa desde el siglo 14.
Inclusive India -que ofreció asilo al dalái lama en 1959, cuando escapó de China a través del Himalaya disfrazado de soldado- le ha dado la espalda, al punto de aparentemente haber alertado a funcionarios que no participen en eventos con él, para evitar susceptibilidades diplomáticas.
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El dalái lama renunció en 2011 a su poder político y encargó la guía de los tibetanos en exilio a un primer ministro elegido por la diáspora, lo que supuso un cambio histórico.
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En Washington, donde el dalái lama tiene un fuerte apoyo en la clase política, el senador republicano Cory Gardner, que dirige la subcomisión senatorial de las relaciones extranjeras con Asia, declaró que Estados Unios debe seguir de cerca el tema de la sucesión.
"Voy a ser muy claro, el Congreso de Estados Unidos no reconocerá jamás a un dalái lama que fuera elegido por los chinos", afirmó el senador.
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Durante toda su existencia, que pasó en gran parte en India, el dalái lama ha buscado de forma incesante un compromiso con Pekín sobre el futuro de los tibetanos. Esa lucha no violenta y pacifista le valió el premio Nóbel de la paz 1989.
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