Hoy, 31 de enero de 2024, marca el primer aniversario de la puesta en marcha del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador, una iniciativa enmarcada en la polémica medida de régimen de excepción impulsada por el presidente Nayib Bukele para combatir a las pandillas. La Presidencia informa sobre el hito, destacando el impacto de esta megacárcel destinada a albergar a 40.000 pandilleros condenados o detenidos.
El Cecot fue presentado por el presidente Bukele en una transmisión nacional de radio y televisión la noche del 1 de febrero de 2023. Durante este evento, se destacó su capacidad para albergar a los "más peligrosos criminales". Posteriormente, el 24 de febrero del mismo año, se trasladó el primer grupo de 2.000 pandilleros desde otras cárceles a esta prisión única en su tipo.
A día de hoy, el Cecot opera al 30 % de su capacidad, albergando a alrededor de 12.000 reclusos, según información proporcionada por las autoridades penitenciarias en octubre de 2023. A pesar de la capacidad máxima prevista de 40.000, la cárcel no ha registrado muertes en su interior hasta la fecha.
Situado en Tecoluca, a más de 75 kilómetros de la capital San Salvador, el Cecot se presenta como un imponente laberinto de concreto, hierro, asfalto y acero. La seguridad es primordial, con guardias penitenciarios y soldados vigilando desde torres de más de 15 metros de altura. Acceder al lugar implica cruzar dos controles de seguridad para vehículos, y las visitas no están permitidas.
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Desde su inauguración, el Cecot ha generado diversas reacciones. La organización Amnistía Internacional expresó su inquietud unos días después del evento, alertando sobre posibles violaciones a los derechos humanos. Considera que la construcción de esta cárcel más grande de América es una señal de la continuación de políticas de encarcelamiento masivo, sin abordar las causas subyacentes de la violencia.
A un año de operaciones, el Cecot sigue siendo objeto de controversia y debate. Aunque ha logrado mantener su operatividad al 30 % de su capacidad sin incidentes mortales, las preocupaciones sobre los derechos humanos persisten. La construcción de esta megacárcel, en el marco del régimen de excepción, plantea interrogantes sobre la efectividad a largo plazo y la verdadera solución a la problemática de las maras en El Salvador.
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