La avenida Paulista de São Paulo se transformó este domingo en un vibrante mar de colores, donde más de 3 millones de personas participaron en la Marcha del Orgullo LGTBIQ+. Este año, la manifestación tuvo un carácter especial al invitar a los asistentes a vestirse de amarillo y verde, colores de la bandera nacional de Brasil, con el objetivo de reapropiarse de un símbolo que en los últimos años ha estado asociado a la ultraderecha y al expresidente Jair Bolsonaro.
Bajo el lema 'basta de negligencia y retroceso legislativo', la marcha no solo celebró la diversidad y el amor en todas sus formas, sino que también hizo un llamado contundente a la participación política consciente. Las organizaciones en defensa de los derechos LGTBIQ+ subrayaron la importancia de las próximas elecciones municipales, previstas para octubre, como un momento decisivo para la protección y ampliación de los derechos del colectivo.
La avenida Paulista, corazón económico de la ciudad, se convirtió en una pasarela repleta de banderas arcoíris. Muchos asistentes lucieron la camiseta oficial de la selección brasileña o incorporaron los colores nacionales en sus extravagantes disfraces. "Tenemos que resignificar la bandera de Brasil; no podemos permitir que un partido se apropie de una camiseta y una bandera que son de todos", afirmó Eliziario Siqueira, quien asistió junto a su marido y sus dos hijos.
Renan Aparecido, otro participante ataviado con un traje de lentejuelas doradas, destacó la importancia de este evento tras cuatro años de un gobierno que reprimió a la comunidad LGTBIQ+. "Podemos liberarnos para conmemorar de nuevo", expresó. Aparecido también subrayó la necesidad de "votar LGTB" para ganar espacio y derechos, y para que la Asamblea Legislativa escuche las necesidades del colectivo.
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Pancartas con mensajes como 'Basta de ignorancia y retroceso legislativo' adornaron varios de los 16 camiones que acompañaron la marcha con diferentes bandas sonoras, desde éxitos del pop hasta música tradicional brasileña. A pesar del tono reivindicativo, la marcha fue también una macrofiesta que celebró todos los tipos de amor y la diversidad sexual.
Iago Fernandes, un asistente veterano del Orgullo, celebró que cada año haya más personas en el desfile y resaltó la importancia de unirse para luchar contra los prejuicios que aún enfrenta la comunidad LGTBIQ+. En su edición número 28, la marcha ha consolidado a São Paulo como un punto de referencia y un lugar seguro para el colectivo, atrayendo a numerosos turistas y beneficiando significativamente al sector servicios de la ciudad. Según el Observatorio de Turismo y Eventos del Ayuntamiento, cada visitante contribuye con una media de 1.106 reales a la economía local.
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La Marcha del Orgullo LGTBIQ+ de este año no solo fue una celebración de la diversidad, sino también un firme llamado a la acción y a la reivindicación de símbolos nacionales, en un contexto político crucial para el futuro de los derechos LGTBIQ+ en Brasil.
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