Tras descansar durante casi 200 años en una iglesia de Oporto, el corazón del emperador Pedro I, que proclamó la separación de Brasil de Portugal , llegó este lunes con gran pompa a Brasilia para los festejos del bicentenario de la independencia.
"Hoy regresa a suelo patrio, en las alas de la Fuerza Aérea, el corazón de este héroe nacional, primer emperador de Brasil", dijo el ministro de Defensa, Paulo Sérgio Nogueira, en una ceremonia de bienvenida en la base aérea de la capital.
"Esta importante reliquia representa, además de la bravura y la pasión, la fuerza inmensurable de nuestro primer emperador", dijo Nogueira.
"Dom Pedro", un personaje querido en la historiografía tanto de Brasil como de Portugal, quedó dividido entre ambos países tras su muerte: su corazón, guardado como una reliquia en una iglesia en Oporto, Portugal, y el resto de su cuerpo, en un monumento a la independencia en Sao Paulo.
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Pero luego de que las autoridades de Oporto permitieran prestarlo a Brasil, el corazón llegó a la capital brasileña para los festejos del bicentenario de independencia, el 7 de septiembre.
Tendrá el "tratamiento de una visita oficial, una visita de Estado de un soberano extranjero a Brasil", dijo en rueda de prensa Alan Coelho, jefe ceremonial de Itamaraty. "Será tratado como si Don Pedro estuviese vivo entre nosotros".
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En Brasil, el corazón, guardado en una vasija de vidrio que reposa dentro de una urna dorada, tendrá una agenda apretada.
El martes será recibido oficialmente por el mandatario Jair Bolsonaro, con honores militares en el palacio presidencial de Planalto.
Luego permanecerá expuesto por 17 días en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería, bajo estrictas condiciones ambientales y con un aforo restringido, atendiendo las preocupaciones sobre la conservación del órgano.
Con relativamente menos derramamiento de sangre que en las colonias españolas en América, Brasil se proclamó nación independiente el 7 de septiembre de 1822.
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Tras la invasión de Portugal por las tropas napoleónicas en 1807, la familia real había huido a Brasil.
Don Pedro quedó como regente de la entonces colonia cuando su padre, el rey João VI volvió a Lisboa en 1821. En septiembre del año siguiente proclamó la independencia de Brasil y fue coronado como su primer emperador, Pedro I.
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Tras ver su popularidad disminuida, en 1831 abdicó y volvió a Portugal, donde murió tres años después.
A petición suya, su corazón fue separado y quedó en Oporto, en gratitud por el apoyo de la población.
"Payasada"
El corazón del primer emperador brasileño ha permanecido guardado "bajo cinco llaves" en la iglesia Nuestra Señora de Lapa en Oporto y no había salido de Portugal en 187 años.
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Antes de ser llevado a Brasil, miles de personas visitaron la reliquia en la iglesia en una inédita exposición abierta al público durante el fin de semana, según medios.
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En Brasil, cualquier movimiento de la urna de nueve kilos será personalmente supervisado por el jefe de la policía de Oporto. Volverá a Portugal el 8 de septiembre.
El evento histórico ocurre en medio de la campaña electoral de las presidenciales del 2 de octubre mientras Bolsonaro enfrenta críticas por atizar pasiones nacionalistas con los actos relacionados al corazón.
El líder ultraderechista también planea un mitin con seguidores y un desfile militar el día de la Independencia.
Sus críticos afirman que la exhibición del corazón recuerda la decisión de la última dictadura en Brasil (1964-1985), que Bolsonaro admira abiertamente, de traer el cuerpo de Pedro I desde Portugal, en 1972.
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"Va a ser una payasada, recibir el corazón como si fuese un dignatario", dijo la historiadora y antropóloga Lilia Schwarcz, autora de libros sobre Pedro I y la independencia de Brasil, que también denunció una "cultura mórbida".
"Necesitamos preguntarnos qué noción de historia es esa. Una historia parada en el tiempo, muerta, detenida en el órgano fallido del cuerpo de un emperador", dijo Schwarcz al portal UOL.
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Otros lo tomaron con humor.
"Ya que el proceso de independencia empezó con la invasión napoleónica, sugiero que tambien traigan el pene de Bonaparte", ironizó el también historiador Luiz Antonio Simas.
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