La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, será por primera vez diputada en la Asamblea Nacional, tras su elección el domingo en las legislativas, en las que la extrema derecha ratificó su lugar en la escena política.
"Frente a este bloque que representa los intereses de la oligarquía, somos la única fuerza de resistencia", dijo Le Pen tras anunciar que su partido obtuvo al menos seis diputados, cuatro más de los actuales, en las elecciones en las que el partido del presidente Emmanuel Macron - La República en Marcha -, obtuvo una clara mayoría absoluta.
Publicidad
Derrotada por el centrista Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de mayo, esta abogada de formación, de 48 años, se impuso en su bastión de Henin-Beaumont (norte), antiguo bastión socialista golpeado por la desindustrialización y el paro.
Publicidad
En las presidenciales, obtuvo más de 60% de los votos en esta antigua ciudad minera de 27.000 habitantes, con un programa antiinmigración y eurófobo.
A nivel nacional, obtuvo un resultado histórico en la segunda vuelta de esas elecciones (33,9%), aunque luego su partido sufrió un revés la semana pasada en la primera vuelta de las legislativas, con únicamente 13,2% de los votos a nivel nacional, en ligero retroceso respecto a 2012.
Publicidad
"Buena parte de nuestros electores se abstuvo en la primera vuelta, la mitad no se movilizó", estimó Le Pen, atribuyéndolo en parte al modo de escrutinio mayoritario, desfavorable a los pequeños partidos.
Publicidad
Había soñado con obtener al menos 15 diputados, lo que le habría permitido constituir un grupo en la Asamblea.
La candidata sucedió en 2011 al frente del partido a su padre, Jean-Marie Le Pen, con quien está actualmente enfrentada. La ambiciosa heredera hizo suya la formación fundada en 1972, tratando de darle una imagen menos xenófoba y antisemita.
Publicidad
Apartó a los militantes más radicales, como antisemitas, nostálgicos de la Argelia francesa y católicos integristas. La estrategia le funcionó, y el Frente Nacional empezó a progresar a cada elección.
Publicidad
Para tratar de conquistar el Elíseo, Le Pen, que se describe como "una mujer de carácter a veces abrupto", se esforzó también por suavizar su propia imagen, contando anécdotas sobre su vida personal, publicando fotos con sus gatos o apareciendo en carteles con el eslogan "La Francia apaciguada".
La benjamina de tres hijas de Le Pen, dos veces divorciada, madre de tres hijos y actualmente pareja de una de las figuras del partido, Louis Aliot, se volcó en estos últimos meses en el discurso económico, con una fuerte dosis de proteccionismo, y prometiendo la salida de Francia del euro para seducir a los "perdedores" de la globalización.
Publicidad
Diputada en el Parlamento Europeo desde 2004, hizo campaña en las presidenciales contra la "globalización yihadista y económica", presentándose como la "candidata del pueblo" y de los "patriotas" frente al "candidato de las finanzas", Emmanuel Macron, exministro de Economía y exbanquero.
Publicidad
Con la esperanza de convencer a un gran número de indecisos, endureció su discurso sobre la inmigración y multiplicó sus ataques contra su rival, pero su agresividad le pasó factura y empezó a bajar en los sondeos.
En sus reuniones públicas, sus partidarios de todas las edades y medios sociales corean el eslogan "¡Estamos en nuestra casa!", un "grito de xenofobia" según sus adversarios, un "grito de amor" hacia Francia, asegura ella.
Publicidad
Marine Le Pen es sospechosa de haber hecho beneficiar a varios de sus colaboradores de empleos ficticios en el Parlamento Europeo y rechazó la convocatoria de los jueces, denunciando una "conspiración política".