
Un estudio reveló que los grandes bebedores mueren 13 años antes que los que nunca han bebido. Consumir ocho o más bebidas alcohólicas a la semana aumenta el riesgo de sufrir daños cerebrales y aumenta el riesgo de muerte prematura, así lo descubrió un estudio de la Universidad de Sao Pablo, Brasil. Que fue publicado en la revista Neurology.
El estudio no demuestra de forma concluyente que el consumo excesivo de alcohol cause directamente daños cerebrales, pero sí evidencia una relación clara entre ambos. Esta condición afecta los pequeños vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, haciendo que se vuelvan más estrechos, gruesos y rígidos, lo que dificulta la circulación sanguínea adecuada.
La OMS relaciona este compuesto con el desarrollo de más de 200 enfermedades . A nivel mundial, alrededor de 400 millones de personas presentan trastornos asociados a su consumo, y de ese total, 209 millones padecen dependencia.

Consecuencias del consumo excesivo
El consumo de alcohol puede generar consecuencias negativas en las personas, que van desde la dependencia hasta afectaciones en el estado de salud, en las que se puede destacar:
- Problemas de salud física (hígado, corazón, sistema nervioso).
- Trastornos mentales (depresión, ansiedad, agresividad).
- Accidentes de tránsito y violencia.
- Dificultades familiares y laborales.
De acuerdo con la Encuesta Europea de Salud en España 2020, el 74,6 % de los hombres de 15 años o más consumió alcohol en el último año. En el caso de las mujeres, el porcentaje fue del 56,8 %. El grupo de edad con mayor consumo se encuentra entre los 25 y 34 años, con un 80,6 % en hombres y un 64,7 % en mujeres. La encuesta también revela que los hombres consumen alcohol con mayor frecuencia que las mujeres. “Estamos analizando cómo el alcohol impacta en el cerebro a medida que las personas envejecen”, señala Oliveira Justo.
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Los investigadores también descubrieron que los grandes bebedores morían un promedio de 13 años antes que aquellos que nunca bebían.
Otra de las conclusiones del estudio fue la relación entre el consumo elevado de alcohol y la presencia de indicadores de neurodegeneración. Tanto los grandes bebedores como quienes habían dejado de consumir mostraban una mayor probabilidad de desarrollar ovillos de tau, un biomarcador vinculado al Alzheimer, con un aumento del 41 % y 31 % en el riesgo, respectivamente.