La reina Isabel II reconoció este miércoles, 16 de febrero, que le cuesta "moverse", durante su primera audiencia en persona desde que hace ocho días se reunió con su heredero, el príncipe Carlos, quien posteriormente dio positivo al COVID-19.
Isabel II recibió a mediodía al general de división Eldon Millar, encargado del enlace entre la reina y las fuerzas armadas, y a su predecesor, el contralmirante James Macleod, en el Castillo de Windsor, residencia de la monarca situada unos 40 kilómetros al oeste de Londres.
El Palacio de Buckingham divulgó después un vídeo del encuentro, en que se ve a la monarca dándoles la bienvenida de pie, sonriente, con un vestido estampado y llevando un bastón.
"Como pueden ver, me cuesta moverme", afirma la soberana, de 95 años, señalando su pie o pierna izquierda.
Pese a esta dificultad y al hecho de que aparece muy delgada, la comparecencia de la reina busca enviar una señal tranquilizadora sobre su estado de salud, en un momento complicado para la monarquía británica.
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Su tercer hijo, el príncipe Andrés, alcanzó un acuerdo financiero para poner fin a una denuncia en Estados Unidos por agresión sexual a menor y el miércoles Scotland Yard anunció haber abierto una investigación relacionada con la fundación del príncipe Carlos.
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El martes se había entrevistado por videoconferencia a los nuevos embajadores de España, José Pascual Marco Martínez, y Estonia, Viljar Lubi.
El príncipe de Gales, heredero al trono de 73 años, dio positivo por segunda vez al COVID-19 el pasado jueves, dos días después de reunirse con su madre en Windsor. Su esposa Camila dio positivo también poco después y la pareja ha estado en cuarentena desde entonces, según su servicio de prensa.
Fuente reales dijeron entonces que Isabel II no tenía síntomas, pero no precisaron si se realizó una prueba de coronavirus.