La Iglesia católica y protestante de Alemania aprobaron este martes, 13 de diciembre, el suministro de armamento a Ucrania para la autodefensa, al tiempo que llamaron a tomar las medidas necesarias para que tras la guerra no acaben en manos no autorizadas.
El presidente católico de la Conferencia Conjunta de Iglesia y Desarrollo (GKKE), Karl Jüsten, declaró que, según este grupo de trabajo ecuménico, el suministro de armas por parte de estados miembros de la OTAN y la UE con participación alemana son "conformes a la legalidad y legítimos en el marco del derecho de la legítima defensa según el artículo 51 de la Carta de la ONU".
En la misma línea se expresó la presidenta del grupo de expertos de la GKKE, Simone Wisotzki, quien subrayó que esta entrega de armamento debe hacerse, previa consulta dentro de la Alianza, tras una "prudente y cuidadosa consideración y en función de las necesidades".
Jüsten subrayó que las actuales entregas de armas a Ucrania no hacen superflua la necesidad de una política de exportación de armas restrictiva y afirmó que, por contra, son "dos caras de la misma moneda".
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"El objetivo debe ser el mantenimiento y la defensa de los órdenes existentes basados en normas, también y precisamente en tiempos de guerra, y el fortalecimiento del derecho internacional", agregó durante la presentación en Berlín del informe anual de la GKKE sobre la exportación de armamento.
Señaló que los riesgos de escalada que deben tenerse en cuenta ilustran cuán importante es una gestión responsable de las armas y la obligación fundamental de justificar las exportaciones.
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Por otra parte, aludió al hecho de que cuando acabe la guerra, Ucrania será un país altamente armado y que la pregunta que surge en consecuencia es la de "qué hará con todas esas armas que posiblemente ya no necesitará".
Subrayó la necesidad de ocuparse ya de que estas armas "no caigan después en manos no autorizadas".
En ese sentido, Wisotski señaló que cuando se exportan armas hay que garantizar que permanecen en el país de destino, al tiempo que señaló que en relación con Ucrania por el momento "no hay motivos de preocupación" en ese aspecto.
No obstante, recordó que, de otras regiones en guerra, es sabido que sobre todo las armas pequeñas y ligeras, "por su relevancia en materia de proliferación", se comercializan con mucha rapidez.
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Por su parte, la presidenta protestante de la GKKE, Anne Gidion, subrayó que la guerra de agresión contra Ucrania ha dado "un claro impulso a la cooperación armamentística europea" y exigió que ésta "no gane prioridad sobre los controles restrictivos europeos a la exportación de armas".
En cuanto al informe anual de exportación de armas, Wisotski indicó que el Gobierno alemán expidió el año pasado 11.197 autorizaciones individuales para la exportación de armamento por valor de 9.350 millones de euros, 3,5 millones o alrededor de un 61 % más que en 2020 y un nuevo récord.
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En el primer semestre de 2022, el valor de las exportaciones autorizadas según datos preliminares asciende a 4.140 millones de euros, un "aumento notable" respecto a los 2.300 millones en el mismo periodo de 2021, principalmente por el suministro de armas a Ucrania.
Calificó de "problemática" la elevada proporción de exportaciones de armas a terceros países que no pertenecen a la OTAN ni a la UE o tienen un estatus equivalente a los de la Alianza.
Así, las exportaciones a terceros países representaron el 63,6 % del total, respecto al 50 % en 2020 y el 44 % en 2019, lo cual subraya una vez más que las exportaciones a esos estados "se han convertido en la norma".
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