
Hace más de una década, James Howells, residente de Newport, Inglaterra, cometió un error que hoy podría costarle una fortuna. En 2013, durante una limpieza de oficina, accidentalmente desechó un disco duro que contenía 8.000 bitcoins, los cuales hoy tienen un valor aproximado de 783 millones de dólares. Ahora, ante la negativa de las autoridades para permitirle buscarlo en el vertedero donde terminó, Howells considera comprar el sitio para recuperar su billetera digital.
Howells fue uno de los pioneros en la minería de bitcoin, iniciando en 2009 cuando la criptomoneda tenía un valor casi insignificante. Sin embargo, en 2013, su expareja, sin saberlo, tiró el disco duro junto con la basura doméstica. Desde entonces, ha intentado repetidamente obtener permiso del Ayuntamiento de Newport para excavar en el vertedero galés, donde cree que se encuentra su disco.
El ayuntamiento ha rechazado sus peticiones argumentando preocupaciones ambientales y el hecho de que el disco duro se convirtió en propiedad de la ciudad al ser desechado. En enero de 2025, Howells perdió un caso en la Corte Suprema británica que buscaba un permiso legal para la búsqueda o una compensación de 625 millones de dólares.
Ante los reveses judiciales, Howells ha planteado una solución radical: adquirir el vertedero antes de que sea cerrado y convertido en una granja solar. "Si el ayuntamiento de Newport estuviera dispuesto, me interesaría comprar el vertedero tal como está", declaró Howells en entrevista con la BBC.
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Según Howells, ha establecido acuerdos preliminares con inversores de Oriente Medio y Estados Unidos que podrían financiar la compra. Argumenta que recuperar el disco no solo le beneficiaría a él, sino que también podría significar una reducción de costos para el ayuntamiento, ya que planea reciclar y limpiar el terreno.

Pese a la derrota en la Corte Suprema, Howells no se rinde y ha recurrido a la inteligencia artificial para representarse a sí mismo en un nuevo recurso ante el Tribunal de Apelación. "Es una tecnología asombrosa que me ha ayudado a comprender mejor los procesos judiciales", dijo. Afirma tener siete bases legales sólidas para su caso y espera presentar su argumentación en persona.
Uno de sus principales puntos es que el ayuntamiento ocultó información relevante sobre el cierre del vertedero durante el juicio anterior. Además, sostiene que el disco duro no debería considerarse propiedad del ayuntamiento, ya que fue arrojado sin su consentimiento.
A pesar de los desafíos, Howells mantiene la esperanza de recuperar su fortuna perdida. Asegura que el disco duro sigue en el vertedero, basándose en declaraciones de antiguos empleados del sitio. No obstante, el ayuntamiento ha mostrado poco interés en vender el terreno, y sus planes de convertirlo en una granja solar siguen en marcha.
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