Desde el año 2017, Katie Sacket experimentaba un dolor abdominal crónico que desconcertaba a los médicos. Ninguna prueba ni diagnóstico parecía esclarecer la causa de su malestar. Desesperada por encontrar respuestas, decidió someterse a una prueba de ADN en un intento de rastrear cualquier origen genético de su enfermedad.
Katie no solo descubrió la razón detrás de su dolor abdominal, sino que también se enteró de que tenía tres hermanas previamente desconocidas. Todas ellas compartía origen genético, siendo concebidas con el esperma del mismo donante.
Sin embargo, el misterio no terminó ahí. Sorprendentemente, todas las hermanas, incluida Katie, padecían problemas intestinales. Inicialmente, Katie no compartió sus síntomas con sus recién descubiertas hermanas, ya que apenas las conocía. Pero fue Nichole Bambanian, una de sus hermanas, quien dio el primer paso al comentar que muchas de ellas tenían problemas intestinales y le pidió a Katie que compartiera cualquier síntoma similar.
Este pequeño gesto abrió la puerta para compartir experiencias médicas y conocer más sobre la historia de su nueva familia. Se descubrió que Nichole, Kristin Geffen y Anna Nevares sufrían de colitis ulcerosa, mientras que Katie había sido diagnosticada con la enfermedad de Crohn.
Nichole, en particular, había experimentado problemas intestinales desde su adolescencia y había sido sometida a una cirugía en la que le extirparon el colon y el recto, creando una bolsa interna con el intestino delgado. A pesar de la cirugía, aún enfrentaba problemas intestinales persistentes. La conexión entre las hermanas se hizo aún más evidente cuando Katie descubrió que Anna, otra de sus hermanas, también había pasado por una cirugía similar debido al mismo dolor abdominal.
En contraste, la experiencia de Kristin y Katie fue diferente. Ambas empezaron a experimentar problemas intestinales después de dar a luz y vivir una vida saludable hasta ese momento. Kristin compartió que tener hermanas que habían pasado por experiencias similares fue invaluable, ya que sabían qué pruebas solicitar y a qué médicos acudir.
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Además de las similitudes en sus problemas de salud, Katie y Kristin compartían una estrecha relación personal y profesional. Ambas eran enfermeras de práctica avanzada y trabajaban en el mismo campo de la anestesiología.
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