El modelo laboral de las plataformas digitales, como Uber, Rappi o Glovo, ha generado intensos debates a nivel global. Felipe Corredor, portavoz de la plataforma sindical Riders por Derechos, abordó este tema en una entrevista con Blu Radio, destacando los desafíos y abusos que enfrentan los repartidores de estas aplicaciones, y la reciente decisión de Glovo, el "Rappi español", de contratar a 15.000 trabajadores.
Corredor, un colombiano que lleva 20 años en España, relató cómo las condiciones laborales en plataformas como Glovo llevaron a los repartidores a organizarse. "Siempre estuvimos en situación de dependencia, aunque nos catalogaran como autónomos. Más de 50 sentencias, incluido el Tribunal Supremo de España, lo confirmaron", afirmó.
Los trabajadores no solo pagaban por su seguridad social, sino que también competían entre sí para mantener buenas puntuaciones en los algoritmos que determinaban quién recibía más pedidos.
La supuesta "flexibilidad", considerada un beneficio de este modelo, fue desmentida por Corredor. "Si rechazas pedidos, el algoritmo te penaliza bajando tu puntuación y, al final, ganas menos dinero. La libertad que venden no es real", aseguró.
La decisión de Glovo de contratar formalmente a sus repartidores tras años de demandas y denuncias representa un avance, pero no está exenta de retos. Algunos repartidores temen perder la flexibilidad que les permite combinar trabajos o alquilar cuentas, una práctica común entre migrantes sin papeles. "No podemos permitir que esta necesidad de sobrevivir se transforme en un sistema de precariedad laboral. La solución no es flexibilizar aún más el trabajo, sino regularlo para proteger los derechos de todos", enfatizó Corredor.
El portavoz también subrayó la necesidad de transparencia en los algoritmos que gestionan las plataformas, para evitar abusos y garantizar un trato justo. "No se puede confiar en una caja negra que decide cuántas horas trabajas o cuánto ganas", afirmó.
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Corredor explicó cómo este modelo, conocido como "uberización", se ha extendido más allá de los repartidores, afectando a otras profesiones como periodistas y psicólogos. "Es un sistema que precariza a los trabajadores, haciéndolos competir entre sí y eliminando derechos básicos bajo la ilusión de ser independientes", señaló.
El caso de Glovo y la lucha de Riders por Derechos marcan un precedente importante en la regulación de las plataformas digitales. "El trabajo no puede ser una necesidad básica gestionada sin regulación. Debe estar fuertemente controlado para evitar abusos", concluyó Corredor.
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Este caso de Glovo puede ser visto como un modelo a seguir, no solo para otras plataformas en España, sino también en la realidad colombiana, donde servicios como Rappi enfrentan interrogantes similares. La evolución de estas discusiones en diferentes países demuestra la necesidad de abordar la precariedad laboral a nivel global, garantizando así un trabajo digno para todos.