En diálogo con Mañanas Blu, Máximo San Román, quien fuera el primer vicepresidente del Gobierno de Alberto Fujimori, entre 1990 y 1992, habló sobre los primeros años del recién fallecido presidente peruano en el poder y su posterior transformación bajo la influencia de Vladimiro Montesinos , su controvertido asesor.
Los inicios democráticos y el auge de Fujimori
San Román recordó los primeros años de Fujimori con optimismo. Dijo que el inicio de su Gobierno trajo consigo importantes reformas que ayudaron a estabilizar a un país que en ese entonces enfrentaba múltiples crisis.
“En esa primera etapa democrática [...] pusimos el piloto automático en democracia”, comentó San Román, quien subrayó que las políticas iniciales se centraron en tres áreas clave: la creación de empleo, la atracción de inversión extranjera y la lucha frontal contra el terrorismo y el narcotráfico.
Fujimori llegó al poder en un momento crucial para el Perú. El país estaba atravesando una de sus peores crisis económicas, con una hiperinflación galopante y la amenaza constante de grupos insurgentes como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
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Además, la infraestructura del país estaba devastada, y las inversiones extranjeras prácticamente inexistentes. “No había empleo, no había inversión. El país estaba en el caos, los jóvenes se iban a Venezuela”, recordó San Román.
A pesar de estas adversidades, los primeros años de gobierno fueron positivos. Según el exvicepresidente, más de 150 leyes se promulgaron en este periodo, cambiando significativamente la estructura del país. La inversión extranjera comenzó a llegar y el país empezaba a recuperarse. Sin embargo, el 5 de abril de 1992, todo cambió drásticamente.
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El autogolpe de Fujimori y la influencia de Montesinos
El autogolpe de 1992, en el que Fujimori disolvió el Congreso y suspendió la constitución, marcó un punto de quiebre en su Gobierno. San Román aseguró que esta acción fue impulsada principalmente por Montesinos, a quien describe como el cerebro detrás de las decisiones más autoritarias del régimen.
Fujimori fue uno antes de Montesinos, y otro después de él
Montesinos, quien se ganó rápidamente la confianza de Fujimori, convenció al presidente de que la única manera de mantenerse en el poder era controlando al Congreso y asegurando el respaldo de las Fuerzas Armadas. Según San Román, el asesor logró que Fujimori viera en el autogolpe la única solución para seguir adelante con su Gobierno: “Le hizo ver que como no tenía mayoría en el Congreso [...] la única posibilidad era una alianza con el ejército”, señaló.
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La figura de Montesinos no solo es recordada por su papel en el ámbito político, sino también por su involucramiento en numerosos actos ilícitos, incluyendo negociaciones de armas con las FARC y la implementación de políticas represivas que llevaron a graves violaciones de derechos humanos.
La decadencia del régimen y los crímenes de lesa humanidad
Después de 1992, el régimen de Fujimori se vio implicado en varios escándalos de corrupción y violaciones de derechos humanos. Los casos más sonados fueron las masacres de La Cantuta y Barrios Altos , en las que decenas de personas fueron asesinadas por el grupo militar Colina, presuntamente bajo las órdenes del Gobierno. Asimismo, Fujimori fue acusado de la esterilización forzada de miles de mujeres en zonas rurales del Perú, en un intento de reducir la pobreza mediante el control de la natalidad.
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A pesar de que Fujimori siempre negó haber tenido conocimiento directo de estos crímenes, San Román lo desmiente: “Yo le entregué en la mano todas esas denuncias”, dice, asegurando que el entonces presidente no podía alegar desconocimiento de los abusos cometidos bajo su mandato.
“Si bien es cierto, no actuó directamente [...] era un equipo liderado por su asesor”, mencionó San Román, quien insistió en que la responsabilidad política de Fujimori era ineludible.
La huida de Fujimori y el ocaso de su Gobierno
El fin del régimen fujimorista llegó en el año 2000, cuando los llamados “vladivideos”, grabaciones que mostraban a Montesinos sobornando a políticos y empresarios, salieron a la luz.
San Román recordó este episodio como “el inicio del fin”, explicando cómo, ante la presión, Fujimori convocó elecciones, pero huyó del país durante una cumbre de la APEC y se estableció en Japón, donde presentó su renuncia a la Presidencia por fax.
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“Pensó que el pueblo lo iba a recibir con los brazos abiertos, pero no fue así”, dijo San Román en referencia a los intentos de Fujimori por regresar al Perú.
Años más tarde, Fujimori fue arrestado en Chile y extraditado al Perú, donde fue juzgado y condenado por violaciones a los derechos humanos y corrupción, poniendo fin a una de las eras más controvertidas de la política peruana.