La mascarilla deja de ser obligatoria en Francia a partir de este lunes, 14 de marzo, en interiores, tras más de un año y medio, con algunas excepciones como los transportes públicos, los centros sanitarios o las residencias de ancianos.
El levantamiento de esta obligación, que había sido anunciado el pasado día 3 por el primer ministro, Jean Castex, por el fuerte descenso de la presión epidémica de la variante ómicron, va acompañado del fin de la exigencia del certificado de vacunación.
Ese certificado, que demuestra haber completado la pauta de vacunación o tener una prueba de haber superado recientemente el coronavirus, era necesario para muchos actos de vida social, como ir a un bar, a un restaurante, a un cine, a una sala de espectáculos, a un estadio, pero también para utilizar transportes públicos de largo recorrido (avión, tren o autocar).
Aunque ya no es obligatoria la mascarilla por ejemplo en las clases o en el trabajo, las autoridades sanitarias siguen recomendando que las lleven las personas positivas o sintomáticas, así como el personal sanitario.
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En los centros escolares, cuando un alumno de una clase sea positivo, todos sus compañeros pasan a ser casos contacto.
Eso significa que los estudiantes de primaria no deben aislarse pero se tienen que hacer un autotest. Los más mayores tampoco deben aislarse si están vacunados, pero en caso de no estar inmunizados habrán de estar siete días en aislamiento y someterse a un test antes de volver al curso presencial.
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En Francia, las mascarillas se habían impuesto en los transportes públicos cuando terminó el primer confinamiento en mayo de 2020 y en todos los espacios públicos en julio de ese año.
En cuanto al certificado sanitario (que demuestra haber recibido una pauta completa de vacunación, haber superado la covid o disponer de un test negativo de menos de 24 horas), sigue siendo necesario en hospitales, clínicas o centros sanitarios (salvo en los servicios de urgencias), así como en las residencias de ancianos o de personas con minusvalías.
La utilización muy amplia del certificado sanitario primero desde el verano de 2021, y el de vacunación desde enero de 2022, generó un movimiento de protestas en Francia, que se fue diluyendo con el tiempo.
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Se da la circunstancia de que últimamente se constata en Francia como en otros países europeos un repunte de la incidencia del coronavirus, que ha vuelto a pasar por encima de los 600 casos en siete días por cada 100.000 habitantes. Pero en los hospitales, los ingresados van a la baja.
Este domingo, 13 de marzo, había 20.917 enfermos en los hospitales, lejos de los más de 33.000 que hubo en el pico de ómicron a comienzos de febrero. En cuanto a las personas en las ucis, eran ayer 1.855, comparadas con las casi 4.000 a mediados de enero.
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De acuerdo con los datos de las autoridades sanitarias francesa publicadas este domingo, en Francia han muerto 140.109 personas de coronavirus desde el comienzo de la epidemia.
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