Francia exigirá a partir del lunes el pase sanitario (certificado de vacunación, una prueba negativa o un certificado de recuperación de la enfermedad) en un buen número de establecimientos y transportes de largas distancias, una medida controvertida ordenada para atajar la pandemia de COVID-19.
A partir del lunes, habrá que presentar el pasaporte sanitario en bares, restaurantes, cines, teatros, hospitales... y también para realizar trayectos largos en avión, tren o autobús.
El presidente francés, Emmanuel Macron, propuso estas medidas, junto con la de la vacunación obligatoria contra el COVID-19 para los trabajadores sanitarios, con el fin de acelerar la campaña de inmunización, que el sábado había alcanzado la cifra de 44 millones de franceses con al menos una dosis (casi el 66 % de la población).
"El pase [sanitario] y el avance de la vacunación deberían evitar otros toques de queda y el confinamiento", subrayó el ministro de Salud, Olivier Véran, este domingo en el diario Le Parisien.
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El pase sanitario, que ya se exige en lugares culturales desde el 21 de julio, consiste tener la pauta de vacunación completa, un certificado de que se superó la enfermedad con una prueba positiva de entre 11 días y seis meses o un test negativo de menos de 72 horas.
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No será necesario presentarlo para visitar al médico de cabecera, pero sí para entrar en los hospitales, "aunque en ningún caso deberá suponer un freno" para ser atendido de urgencia, recordó Véran.
Por otro lado, el uso del pase sanitario de otra persona podrá ser castigado con hasta 750 euros de multa, indicó el gobierno el domingo.
Unas medidas que entrarán en vigor a pesar de las importantes manifestaciones en su contra celebradas el sábado en ciudades de todo el país, por cuarto fin de semana consecutivo, pese a que la epidemia vuelve a estar en expansión.
Unas 237.000 personas -17.000 de las cuales, en París- se manifestaron en todo el país, según cifras del Ministerio de Interior.