Filipinas ha declarado el estado de calamidad en seis regiones afectadas por el devastador tifón Rai que dejó centenares de muertos a su paso por el centro del país la semana pasada mientras los servicios de rescate siguen sus esfuerzos por acceder a las zonas afectadas.
El presidente Rodrigo Duterte formalizó la declaración del estado de calamidad, durante su discurso semanal la noche del martes, que permitiría a los gobiernos locales aprovechar sus respectivos fondos de emergencia para ayudar a las comunidades devastadas por el tifón.
La declaración también permitiría controlar los precios de los productos básicos así como acelerar los esfuerzos de rescate y socorro en las regiones de Mimaropa, Visayas Central, Caraga, Visayas Occidental, Mindanao Norte, Visayas Oriental, según detalló el presidente.
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El tifón, que tocó tierra el pasado jueves, 16 de diciembre, con ráfagas de viento de hasta 240 kilómetros por hora, cruzó de este a oeste por unas nueve islas donde ha causado importantes daños en viviendas e infraestructuras, además de dejar 375 muertos y centenares de heridos, según las cifras de la policía.
Según el Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres (NDRRMC), hay más de 500.000 personas desplazadas y más de un millón de afectados por el tifón.
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El NDRRMC señaló hoy que Rai provocó daños a más de 15.000 viviendas, al tiempo que dejó 239 localidades sin electricidad y causó deterioro en 67 carreteras afectadas y 9 puentes.
Además de afectar a cinco aeropuertos y 122 puertos marítimos.
Debido al lento proceso de confirmación de las víctimas, el consejo de desastres cifra los muertos en 177, así como 38 desaparecidos y 275 heridos, datos inferiores a los ofrecidos por la Policía Nacional.
El chabolismo y la mala calidad de las construcciones empeoran los embates de los tifones que cada vez son más violentos en Filipinas debido a la crisis climática.
El embate del tifón, conocido como Odette en el país y el decimoquinto en llegar a Filipinas este año, ha golpeado en un momento delicado debido al miedo por la nueva variante ómicron del coronavirus.