Las autoridades mexicanas capturaron este jueves, 5 de enero, a Ovidio Guzmán , uno de los hijos de Joaquín "el Chapo" Guzmán más buscados por EE. UU., durante un operativo que desató incendios, bloqueos y ataques en Culiacán, norte de México.
El intento de captura, cuenta Raúl Benítez, experto en narcotráfico e investigador de la Universidad Autónoma de México, llevaba tres años. “La primera vez que fue capturado fue liberado por órdenes del presidente porque Ovidio había amenazado con atacar unidades habitacionales militares en Sinaloa, pero esto enojó a la DEA y a EE. UU. porque el presidente decía que no quería atacar a los carteles porque tenía una política de ‘abrazos y no balazos’. Los eventos de ayer ratifican que esa política era una retórica”.
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La detención de Guzmán, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, ocurrió días antes de la llegada del presidente estadounidense, Joe Biden, quien el próximo lunes visitará México para la Cumbre de Líderes de América del Norte.
“El presidente tenía que darle algo a los americanos porque dejaron libre a un gran criminal”, añadió Benítez en entrevista con Mañanas Blu.
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“La consecuencia de esto es la reacción de los criminales del Cartel de Sinaloa, quienes controlan la ciudad y tuvieron una reacción desmesurada. Usaron misiles contra un avión civil”, señaló.
La presión estadounidense, según Benítez, impulsó la captura de Guzmán. “Es un regalo de Navidad y Año Nuevo”, porque el Cartel de Sinaloa es el que más exporta fentanilo al país norteamericano.
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“Este no es un golpe definitivo al Cartel, pero habrá reajustes, y más si Ovidio empieza a hablar”, puntualizó.