La transición de gobierno en Brasil ya está en marcha: representantes deLuiz Inácio Lula da Silva y de Jair Bolsonaro se reunieron por primera vez este jueves, mientras los bloqueos de rutas por parte de seguidores del candidato derrotado eran cada vez menos numerosos.
"La transición ya comenzó", dijo a periodistas el vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin, tras mantener una conversación "provechosa" y "objetiva" con Ciro Nogueira, jefe de gabinete del mandatario saliente en el palacio presidencial de Planalto.
Encargado por Lula para coordinar el cambio de gobierno, Alckmin, un centrista que fue gobernador de Sao Paulo, ya había mantenido contactos con representantes de Bolsonaro, en medio de la incertidumbre que provocó el silencio de dos días del presidente y los bloqueos de rutas tras su estrecha derrota en el balotaje del domingo.
Alckmin, de 69 años, afirmó que definirá los integrantes del equipo de transición luego de reunirse en los próximos días con el mandatario electo, de 77 años, quien -dijo- está tomando un descanso tras meses de una intensa campaña electoral.
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El equipo de Lula, que por ley puede incluir hasta 50 funcionarios, trabajará a partir del lunes y durante los próximos dos meses en oficinas del Centro Cultural Banco de Brasil, un enorme edificio cerca de un lago en la capital brasileña.
A la reunión también asistió la jefa del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, Gleisi Hoffman, y el coordinador del programa de gobierno de Lula, Aloizio Mercadante.
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Previamente, Alckmin mantuvo un encuentro con el relator para el presupuesto en el Senado con el objetivo de buscar maneras de incluir en los gastos federales de 2023 las promesas de campaña de Lula, que asume el poder el 1 de enero.
El líder izquierdista deberá enfrentar vientos en contra para hacer aprobar sus reformas en el Congreso: los conservadores obtuvieron notables resultados en las legislativas de octubre y el Partido Liberal (PL) de Bolsonaro será la principal fuerza de ambas cámaras.
La primera reunión entre representantes de Lula y Bolsonaro ocurrió mientras las protestas callejeras y bloqueos de rutas de los seguidores del mandatario ultraderechista, furiosos por la victoria de Lula, menguaban.
Alckmin denunció fuertemente los bloqueos, señalando que pueden comprometer "la salud de las personas, el abastecimiento de hospitales" y traer "perjuicios" para la economía. "El derecho de circular es sagrado".
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Tras la estrecha victoria de Lula, quien ya gobernó el país entre 2003 y 2010, simpatizantes de Bolsonaro bloquearon carreteras en todo el país desde el domingo, lo que causó problemas de transporte de mercancías y de desplazamientos.
El miércoles miles de bolsonaristas se congregaron frente a cuarteles en las principales ciudades de Brasil para pedir una intervención militar.
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En Rio de Janeiro, apenas unas decenas de personas permanecían la mañana de este jueves frente a un cuartel militar, algunas de ellas tras haber pasado la noche en tiendas de campaña.
"Creo que vamos a tener una dictadura comunista" con Lula, dijo a la AFP Jessica dos Santos Ferreira, de 31 años. "Es un ladrón, no es un ejemplo para mi hijo de 11 años", añadió esta emprendedora dispuesta a quedarse en el lugar hasta que llegue la supuesta intervención militar.
"¡Es nuestra última oportunidad!", gritó un hombre a los congregados para pedirles que no cejaran.
Las autoridades viales informaron que había este jueves 32 bloqueos parciales o totales -frente a más de 250 el martes-, luego de que Bolsonaro, quien no ha reconocido abiertamente su revés electoral, pidiera a sus seguidores poner fin a esas acciones.
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El presidente de la autoridad electoral, Alexandre de Moraes, denunció los cortes de rutas e indicó que quienes "están practicando actos antidemocráticos serán tratados como criminales".
"No hay forma de protestar contra un resultado divulgado democráticamente con manifestaciones ilícitas, antidemocráticas y criminales", afirmó.
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Algunos casos generaron polémica como un video viralizado que muestra a bolsonaristas supuestamente haciendo un saludo nazi durante una protesta contra el triunfo de Lula en Santa Catarina (sur).
El video -que acumuló unos dos millones de vistas en redes sociales desde el martes, según el equipo de fact-check de la AFP- suscitó la condena del embajador alemán y la Confederación Israelita de Brasil (Conib).
Sin embargo, una investigación oficial estableció de forma preliminar que "no hay pruebas" de que se trate de un acto de apología del nazismo.
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