El hielo se derrite de manera alarmante y en el pueblo de Ittoqqortoormiit una de las últimas comunidades de cazadores inuit ve amenazados sus ancestrales medios de supervivencia.
El estruendo de los icebergs que se desploman en las aguas turquesas del este de Groenlandia es la alarma que suena para uno de los ecosistemas más importantes del planeta al borde del abismo.
El casquete polar de Groenlandia contiene poco más de 8% del agua dulce del planeta, lo que haría subir el nivel del mar siete metros en caso de derretimiento.
Inviernos fríos, un hielo sólido y una nieve abundante constituyen el medio ambiente natural en el que están acostumbrados a vivir estos inuits establecidos en el estrecho de Scoresby.
En Ittoqqortoormiit, a unos 500 kilómetros de la colonia humana más cercana, solo hay una fuente de agua potable: un río que nace de un lago, él mismo alimentado por un glaciar que se derrite.
"En algunos años quizás no haya más nada", dice Erling Rasmussen, responsable de la gestión del agua para el pueblo en la compañía pública Nukissiorfiit.
Transformar el hielo en agua potable es costoso, consume mucha energía y es muy aleatorio. Otras pequeñas comunidades aisladas de Groenlandia, como Oqaatsut en la costa oeste, ya optaron por la desalinización.
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