El candidato republicano a la Presidencia, Donald Trump, se proclamó la madrugada de este miércoles ganador de las elecciones estadounidenses, en una victoria que está cerca de ser confirmada y que apunta a que ha arrasado frente a la demócrata Kamala Harris.
Será la primera vez en más de un siglo que un antiguo presidente vuelve a serlo después de perder unas elecciones y también la primera ocasión en que un criminal convicto llega a la Presidencia del país.
"Lo que ha pasado es una locura, es una victoria política que no se había visto antes en nuestro país", proclamó Trump en un acto celebrado en el centro de convenciones de West Palm Beach (Florida), donde se han reunido sus seguidores a esperar los resultados.
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El expresidente (2017-2021) salió a celebrar, acompañado de toda su familia y de su fórmula vicepresidencial, el senador por Ohio J.D.Vance, a las 2.20 de la madrugada (7.20 GMT).
Se presentó incluso antes de conseguir matemáticamente los 270 compromisarios necesarios para ser presidente, aunque Fox, canal afín al partido conservador, ya lo había pronosticado unos minutos antes.
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Su victoria está prácticamente hecha, a la espera de que alguna otra cadena la proclame, pues el republicano solo necesita los 3 compromisarios del conservador estado de Alaska, el último en cerrar las urnas, para que se pueda declarar ganador, lo cual es más que probable.
Además, el republicano lleva la ventaja en el resto de los cuatro estados claves -Wisconsin, Míchigan, Arizona y Nevada- lo que le puede dar una victoria rotunda y que obtenga también la mayoría del voto popular, algo que no consiguió en su primera elección.
Un recuento más rápido de lo esperado
Pese a que, ante lo ajustado de las encuestas, se estimaba un largo recuento que podría incluso durar días, los resultados se han conocido mucho más rápido de lo esperado y el republicano se ha adjudicado pronto Carolina del Norte, Georgia y el codiciado estado de Pensilvania.
Los demócratas perdieron además el control del Senado, que cayó en manos de los republicanos tras alcanzar los 51 votos necesarios para la mayoría tras cuatro años en la oposición.
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La batalla electoral se mantiene ahora en el control de la Cámara Baja, que los republicanos aspiran a retener y en la que llevan ventaja en el recuento, aunque aún quedan más de medio centenar de escaños por decidir.