El apoyo de los republicanos a la negativa a conceder la derrota del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump , registró este jueves nuevas grietas cuando varios senadores conservadores opinaron que el mandatario electo, el demócrataJoe Biden , debería recibir información de inteligencia.
Esas declaraciones fueron una nueva muestra de que el partido de Trump sabe que perdió la Casa Blanca, pero no se atreve a desafiar abiertamente al presidente, en parte porque podría necesitar su ayuda para retener el control del Senado, cuya composición no se decidirá hasta enero.
"Creo que tiene sentido (que Biden empiece a recibir información de inteligencia)", dijo el número dos de los republicanos en el Senado, John Thune, en una entrevista este jueves en la cadena CNN.
LOS REPUBLICANOS EMPIEZAN A ROMPER SU SILENCIO
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Tradicionalmente, los presidentes electos en Estados Unidos comienzan a recibir informes diarios de las agencias de inteligencia en cuanto se confirma su victoria en los comicios, algo que en el caso de Biden ocurrió el pasado sábado, al quedar claro que alcanzaría los 270 delegados necesarios en el Colegio Electoral.
Sin embargo, Trump se ha negado a reconocer la derrota y su Gobierno no ha certificado a Biden como presidente electo, un paso necesario para facilitar la transición y su llegada al poder el próximo 20 de enero.
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El líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, ha guardado silencio hasta ahora sobre la polémica, como también ha hecho el jefe de la minoría del partido en la Cámara Baja, Kevin McCarthy.
No obstante, varios aliados de Trump han empezado a dar señales de su incomodidad con la situación, y sus comentarios sobre la información de inteligencia fueron una señal implícita de que saben que los esfuerzos del presidente por dar la vuelta al resultado no surtirán efecto.
A ese coro se unió este jueves uno de los senadores más fieles a Trump, Lindsey Graham, quien dijo a la CNN que cree que Biden "debería" recibir esos informes confidenciales.
También opinaron lo mismo el republicano más veterano del Senado, Chuck Grassley, y los senadores conservadores Rob Portman, Susan Collins y James Lankford.
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La mayoría de los senadores, sin embargo, siguen sin reconocer explícitamente la victoria de Biden, y alegan en cambio que los dos candidatos de las elecciones "tienen que tener acceso a la información, porque no se sabe quién va a ser el presidente", en palabras de Lankford.
Solo cuatro senadores del partido -Collins, Mitt Romney, Lisa Murkowski y Ben Sasse- han admitido el triunfo de Biden, mientras que otros, como Marco Rubio, Pat Toomey y Mike Rounds han urgido al Gobierno de Trump a permitir que el demócrata inicie el proceso de transición.
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FISURAS FUERA DEL SENADO
Las fisuras también empiezan a agrandarse fuera del Senado, donde al menos cuatro gobernadores republicanos, los de Ohio, Maryland, Massachusetts y Vermont, han felicitado a Biden; como lo hizo también el expresidente George W. Bush (2001-2009).
Uno de los ideólogos conservadores más famosos del país, Karl Rove, que fue clave para las dos victorias electorales de Bush hijo, se sumó de forma decisiva a la lista la noche del miércoles, mediante un artículo en el diario The Wall Street Journal.
Es poco probable que los esfuerzos (legales) del presidente muevan un solo estado de la columna de Biden, y ciertamente no son suficientes para cambiar el resultado final
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No está claro, sin embargo, que esas grietas puedan influir a corto plazo en el comportamiento de Trump, cuyos votantes disfrutan cuando reivindica su independencia del Partido Republicano, ni que vayan a suponer una ruptura definitiva entre esa formación y el trumpismo.
Fortalecido por el récord en el voto popular que ha logrado en estas elecciones -solo superado por el respaldo a Biden-, Trump mantiene una fuerte influencia sobre los votantes que necesita su partido para retener el control del Senado al menos dos años más.
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Los republicanos tienen ya garantizados 50 de los 100 escaños de la Cámara Alta, y para mantener su mayoría solo necesitan ganar una de las dos elecciones de segunda vuelta que se disputarán el 5 de enero en el estado clave de Georgia.
Los dos senadores que representan ahora a ese estado y buscan la reelección son republicanos, David Perdue y Kelly Loeffler, y ambos han respaldado a Trump en sus denuncias sin pruebas de que ha habido un fraude electoral.
BIDEN PIDE MÁS ESTÍMULO A LA ECONOMÍA
Mientras, Biden ha asegurado que podrá prepararse para asumir el poder en enero incluso si el Gobierno de Trump bloquea su acceso a recursos claves en la transición, y este jueves continuó con sus planes para ello.
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Además de hablar por teléfono con el papa Francisco, Biden conversó también con los líderes demócratas en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, y el Senado, Chuck Schumer, informó su campaña.
Biden subrayó la "urgencia" de que el Congreso apruebe un nuevo paquete de estímulo ante la crisis de la covid-19, que ha repuntado con fuerza en Estados Unidos, pero es poco probable que eso suceda antes de su investidura, ante los desacuerdos sobre cuánto invertir en ello.