Los viernes son días de reunión familiar para recordar a los difuntos, pero en la sección del cementerio de Siwan dedicada a las víctimas de feminicidios, rara vez hay visitantes.
Muchas lápidas de esta sección no tienen nombres, solo números vinculados a listas del departamento de medicina forense, indicando una falta de identificación y reconocimiento de las víctimas.
La abogada feminista Rozkar Ibrahim denuncia que las víctimas son enterradas de noche para evitar que sus familias destruyan las tumbas.
Los feminicidios incluyen casos trágicos como el de una mujer asesinada junto con su amante e hijo por intentar huir del país.
El Kurdistán autónomo, pese a su imagen de estabilidad y modernidad, enfrenta un alarmante número de feminicidios y violencia de género, con más de un millón de mujeres y niñas en riesgo según la ONU.
Las leyes contra la violencia doméstica existen desde 2011, pero la impunidad persiste debido a la baja tasa de condenas, según Amnistía Internacional.
Desde 2020, se ha prohibido enterrar a víctimas sin identificación y se ha ordenado inscribir "vida" en las lápidas de las ya enterradas, aunque las tragedias continúan.
A pesar de los esfuerzos, las cifras oficiales muestran un aumento de feminicidios en Kurdistán, aunque las autoridades afirman que los "crímenes de honor" han disminuido considerablemente en 2024.
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