Investigadores peruanos encontraron los cuerpos de siete niños en una expedición arqueológica de excavación en Cajamarquilla, Perú
Los arqueólogos suponen que los niños se ofrecieron en sacrificio como parte de un ritual funerario para acompañar a un hombre preincaico por el camino de los muertos, entre los años 800 y 1.000 d.C
Junto a los restos de la momia y los de los niños se encontraron los esqueletos de, por lo menos, siete adultos más con signos de violencia, entre ellos de tres mujeres
Según la hipótesis que maneja el investigador a cargo, Yomira Huamán, todos los esqueletos podrían pertenecer a los familiares y esclavos de la momia, los cuales fueron enterrados junto a elementos como vasijas antiguas
Huamán explicó a la agencia EFE que los cuerpos, en su mayoría, se encontraban en posición fetal y otros tenían las extremidades cortadas
En Perú ya se contaba con registros en los que se consta que en las civilizaciones antiguas se practicaban los sacrificios de niños en rituales, como el de Capacocha
Para esta ceremonia los niños iban acompañados de un sacerdote y debían realizar largas caminatas por varios días hasta las montañas, una vez llegaban a la parte superior, se practicaba el sacrificio
Los rituales se hacían para prevenir los desastres naturales, las hambrunas, tiempos de sequía y la muerte de los gobernantes incas
Con los hallazgos se revela que la región de Cajamarquilla era un imponente punto de intercambio comercial entre la costa y la sierra andina, en la que vivieron entre 10.000 a 20.000 personas de distintas etnias preincaicas
La momia encontrada, posiblemente, ocupaba un estatus alto en la sociedad y murió cuando tenía entre 35 a 40 años de edad. Fue enterrada con las manos amarradas sobre la cara como si se estuviera cubriendo
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