La carne “reciclada”, un plato que para muchos podría ser un desperdicio, hoy en día es considerado el mejor almuerzo entre la comunidad más pobre de Filipinas que vive en medio de la basura
En medio de las grandes montañas de desechos que deja uno de los muelles más concurridos de Manila, la capital de Filipinas, vive una comunidad que, a pesar de sus condiciones de vida, se hacen llamar ‘Happyland’, “la tierra feliz”
Por lo menos 120.000 personas, entre ellos niños, viven en medio del mal olor, que para los visitantes puede ser un poco repulsivo, y en casas hechas con latas, cartones y madera
Ante el incremento de los precios de los alimentos, en especial de la carne, por cuenta de la inflación que desató la guerra en Ucrania, una mujer conocida como Evelyn Blasorca, se dedica a la venta del ‘pagpag’, un plato que se hace con las sobras de carne de algunos restaurantes
Antes de que los restaurantes boten a la basura la comida que los comensales dejan en los platos, un grupo de personas provenientes de ‘Happyland’, se acercan en la madrugada para que los dueños les entreguen la carne que está a medio consumir o intacta, esto con el fin de preparar el ‘pagpag’
Cuando vuelven a las calles angostas del barrio, ellos se encargan de separar los hueso, las piezas que están a medio comer y las que por alguna u otra razón los cliente no tocaron
Una vez terminan su función, le entregan la carne a Evelyn Blasorca, quien se encarga de lavar y cocinar la proteína con cebolla, especia y verduras para que las personas puedan acompañarla de arroz y salsa
La inflación generó que las personas de ‘Happyland’ cada vez más coman este plato, pues los ingresos que le genera el reciclaje del plástico y otros materiales no les permite hacer un mercado completo en las plazas
Según la Comisión Nacional Antipobreza de Filipinas, el consumo constante del ‘pagpag’ puede provocar en los niños malnutrición, falta de crecimiento, Hepatitis A, diarrea y cólera
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