"Si viajo a Papúa Nueva Guinea, voy a Vánimo", así se lo aseguró el papa Francisco al misionero argentino Martín Prado. El papa se desplazará al lugar el día 8 de septiembre.
"Sí, sí, me dijo que si iba a Papúa, venía a Vánimo, a ver lo qué yo hacía. Ni habrá pensado cuántos kilómetros, ni lo lejos que está. Tiene un gran corazón por los más necesitados. Creo que este viaje es una respuesta a los más alejados, a las periferias"
Francisco viajará a Vánimo desde Port Moresby en avión, en un vuelo de unos 40 minutos, para estar apenas dos horas y saludar a los fieles en la explanada frente a la Catedral de la Santa Cruz y después reunirse con los miembros de la Iglesia en la Escuela de Humanidades Santísima Trinidad, pues el pontífice financió su construcción.
Destaca el misionero que en esta pequeña localidad, de unas 9.000 personas, a la que se llega sólo en avión porque no hay ni carreteras, se están preparando "un poco como pueden", "de una manera muy simple pero muy linda" porque "en este lugar no hay nada, ni agua corriente, ni electricidad, ni aire acondicionado, ni grandes locales...", así que han preparado la cancha de fútbol para recibir a Francisco
El padre Martín, que lleva en Papúa Nueva Guinea desde hace 10 años, conoce al papa desde 2019 cuando decidió emprender la aventura de ir a Roma con un grupo de fieles de Vánimo y que concluyó con el papa que les recibió en su residencia de Santa Marta y la promesa de un viaje.
Los católicos de Vánimo, gente muy sencilla, que vive con muy poco," aunque no comprenden la importancia porque no siguen los medios de comunicación", explica Pardo, están "todos súper contentos, muy entusiasmados, queriendo participar en las distintas iniciativas".
"Esperan al papa de un modo muy familiar y cercano. Dicen: 'tenemos que decirle esto o aquello' y bueno, ellos no entienden de protocolos y creen que se van a poder acercar todos. Están muy expectantes, también los no católicos", señala
Han organizado cantos y danzas tradicionales, "que es algo de lo la gente de aquí está más orgullosa" y preparado los carteles de bienvenida con cañas de bambú. Espera que el papa se lleve "una buena impresión después de tanto esfuerzo" y que "se pueda llevar una buena alegría" y además de los habitantes de Vánimo "van a venir otros de más lejos caminando o en canoas".
En esta sencilla ceremonia, el papa se reunirá privadamente con los catequistas porque "son muy importantes aquí" pues "hay lugares en los que sólo una vez al mes se puede celebrar misa".
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