Mientras se desarrollan manifestaciones convocadas por la oposición en ciudades como Caracas, Valencia, Maracaibo y otras regiones de Venezuela, la situación política del país continúa en una profunda crisis.
En entrevista con El Radar, Ronald Rodríguez, vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario destacó que tres semanas después de las disputadas elecciones presidenciales en Venezuela, la situación sigue siendo crítica.
A pesar de que el régimen de Nicolás Maduro se aferra al poder, las actas presentadas por la oposición sugieren que Edmundo González Urrutia fue el verdadero ganador. Sin embargo, el diálogo político parece estar muy distante, y la represión continúa escalando, afectando no solo a líderes políticos sino también a defensores de derechos humanos, periodistas y ciudadanos comunes.
"Venezuela está en un proceso de construcción de democracia que no será fácil ni rápido," afirma Rodríguez. "El cambio en un sistema que lleva 25 años arraigado en el país requiere más que simplemente reconocer la victoria de González Urrutia; se necesita una negociación profunda que permita una transición pacífica hacia la democracia."
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El vocero señala que, a pesar de las difíciles circunstancias, hay razones para mantener la esperanza. El apoyo popular al régimen de Maduro ha disminuido notablemente, y la presión internacional, junto con el activismo de la diáspora venezolana, está generando una mayor visibilidad de la crisis. Sin embargo, el régimen sigue aferrado al poder y emplea tácticas de represión para mantener su control, lo que complica aún más la situación.
"Hoy en día, Maduro no cuenta con el apoyo popular que solía tener", explica Rodríguez. "Aunque la comunidad internacional ha intentado intervenir, la realidad es que la presión por sí sola no ha sido suficiente para forzar un cambio inmediato".
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El experto también menciona que el proceso de transición hacia la democracia podría ser largo. "Podría tomar meses o incluso años", advierte Rodríguez. "El régimen controla todos los poderes del Estado y ha establecido una red de complicidades que dificultan una salida rápida. Sin embargo, la presión interna y externa es crucial para acelerar este proceso".
Además, Rodríguez subraya el papel crítico de los actores ilegales y militares que apoyan al régimen. "Estos actores no quieren perder el estatus quo que la revolución bolivariana les ha otorgado", dice. "La dinámica de la represión y la influencia de estos grupos dificultan una transición política rápida".
En conclusión, Rodríguez es optimista sobre el futuro a mediano y largo plazo, pero reconoce que la lucha por una Venezuela democrática aún está lejos de su fin. "El 28 de julio podría ser visto como el principio del fin del chavismo en Venezuela", afirma. "Sin embargo, aún debemos esperar y trabajar para que se logre una verdadera democracia".
La situación en Venezuela sigue siendo un tema de gran preocupación, y el futuro del país dependerá en gran medida de la capacidad de la oposición para mantener la presión y de la comunidad internacional para apoyar una solución duradera.
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