Con sus escasas pertenencias apiladas en una silla de rueda o en una carreta, miles de palestinos huyeron el viernes del centro de la Franja de Gaza hacia el sur del territorio para escapar a los bombardeos israelíes que afirman que son incesantes.
Muchos desplazados se refugiaron en los últimos días en el campamento de refugiados de Bureij, en el centro de Gaza, en busca de un lugar seguro tras ser desplazados varias veces desde que estalló la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás el 7 de octubre.
Para este nuevo éxodo algunos usaron carretas tiradas por burros con sus pertenencias, había familias que huyeron con sus bebés en coches y otros que ayudaban a parientes ancianos a caminar entre la multitud, cargados con frazadas para el invierno.
"Esto no es vida: sin agua, comida, nada", se lamentó Wala al Medini, una mujer que fue herida en un bombardeo en su casa en Ciudad de Gaza y huyó en silla de ruedas.
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"Mi hija murió en mi regazo y yo fui rescatada de los escombros después de tres horas", contó. "Nuestra casa y todo alrededor fue destruido".
La mujer afirmó que lleva 40 noches sin dormir bien.
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"Mi mensaje al mundo es que nos miren, nos vean, que vean cómo estamos muriendo. ¿Por qué no prestan atención?", se preguntó.
El ejército israelí emitió el viernes una orden de evacuación para los residentes del campamento de Bureij y les instruyó a dirigirse a Deir al Balah, más al sur.
"Esto está mal"
El bombardeo y la ofensiva terrestre israelíes han desplazado a 1,9 millones de gazatíes, según datos de la ONU, más de tres cuartos de la población de este pequeño territorio de 362 km2.
La mayoría de los hospitales de Gaza están fuera de servicio y solo nueve funcionan parcialmente, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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En el hospital Aqsa, en el centro de Gaza, el personal sanitario busca espacio para los pacientes que ingresan en camillas desde otro campo de refugiados en Al Maghazi.
En el atiborrado centro de salud, los médicos atendieron en el suelo a un niño herido. Un bebé con sangre en la frente grita en una cuna colocada en el suelo.
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En algunas zonas de Ciudad de Gaza se registraron enfrentamientos en las calles entre los soldados israelíes y los combatientes de Hamás.
La guerra comenzó el 7 de octubre cuando los combatientes de Hamás penetraron territorio israelí y lanzaron un sangriento asalto que dejó 1.140 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales de las autoridades israelíes.
Ese día, los milicianos palestinos secuestraron a unas 250 personas.
En respuesta, Israel prometió aniquilar al movimiento islamista palestino y lanzó una andanada de bombardeos y después inició una ofensiva terrestre en Gaza.
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Hamás, que gobierna este territorio, afirma que estos ataques dejaron 20.057 muertos, la mayoría de ellos mujeres y menores.
En medio de la destrucción, los desplazados han tenido que refugiarse en albergues o en carpas y enfrentan dificultades para encontrar comida, combustible, agua y medicamentos.
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En el campamento de Bureij, Salem Yusef contó que tras huir de Ciudad de Gaza se refugió en el hospital Al Shifa y después pasó un mes y medio en el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de este territorio.
Yusef duda si seguir su éxodo hacia Rafah.
Israel llamó a los residentes de Gaza a refugiarse en sectores de este estrecho territorio que afirma que son seguras, pero los bombardeos continúan golpeando estas zonas.
"Nos dicen que es seguro, pero no hay ningún lugar seguro", afirmo Yusef.
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Su esperanza es que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, "detenga los crímenes y las matanzas de inocentes y deje de reivindicar que golpeó posiciones (de las Brigadas Ezzedin al Qasam, el brazo armado de Hamás) cuando ni siquiera puede alcanzarlos".
"También espero que deje de matar a niños inocentes y de destruir las casas", dijo .
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"Esto está mal, todo lo que hace Netanyahu está mal", sentenció.
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