El documento del estadista británico, de once páginas mecanografiadas y desconocidas, hasta ahora, para el público, ha sido analizado por el astrofísico y escritor israelí Mario Livio, quien destaca la calidad de sus razonamientos científicos.
"En un momento en el que numerosos políticos rechazan la ciencia, me parece que es emocionante recordar a un líder que se comprometió con ella tan profundamente", celebra el experto en el artículo.
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Con la idea, al parecer, de publicarlo en el dominical londinense News Of The World, Churchill escribió un primer borrador del ensayo en cuestión en 1939, poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial y bajo el título "¿Estamos solos en el Universo?" reflexionaba "de manera clarividente sobre la búsqueda de vida extraterrestre", apunta Livio.
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El artículo no vio la luz, pero el político, primer ministro entre 1940 y 1945 y entre 1951 y 1955, continuó efectuado revisiones sobre el original a finales de la década de los cincuenta, durante una estancia en la villa de su editor, Emery Reves, en el sur de Francia.
"Por ejemplo, cambió el título '¿Estamos solos en el Espacio?' por el de '¿Estamos solos en el Universo?' para reflejar cambios en la comprensión y terminología científica. Wendy Reves, esposa del editor, entregó el escrito a los archivos del Museo Nacional de Churchill de Estados Unidos (en Fulton, Missouri) en los años ochenta", detalló Livio.
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El director de este museo, Timothy Riley, descubrió el ensayo tras acceder al cargo el pasado año, al estar oculto en la colección privada de Reves y "sin haber sido sometido a un escrutinio científico o académico", labor que ha asumido ahora el astrofísico.
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En su comentario, Livio alaba el conocimiento de Churchill, Premio Nobel de Literatura en 1953, sobre cuestiones relacionadas con la "investigación contemporánea" y su "clarividencia" respecto al "pensamiento científico".
El experto recuerda que, más de medio siglo antes del descubrimiento de los exoplanetas, Churchill ya exploró teorías que enlazan con las investigaciones más avanzadas sobre astrobiología de hoy en día.
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"Con cientos de miles de nebulosas, cada una conteniendo miles de millones de soles, hay enormes probabilidades de que haya un número inmenso de ellas que tengan planetas cuya condiciones no harían imposible la vida", escribió Churchill.
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En este sentido, el político, historiador y elocuente orador, definía la vida como la capacidad de "reproducirse y multiplicarse", al tiempo que opinaba que un planeta, para albergar vida, debía tener agua líquida y una temperatura que se situase "entre unos pocos grados de hielo y el punto de ebullición del agua".
"Yo, por mi parte, no estoy tan impresionado por el éxito que atribuimos a nuestra civilización aquí como para estar dispuesto a creer que somos el único lugar de este inmenso Universo que contiene vida, criaturas pensantes", opinó Churchill en su ensayo.