El presidente de Estados Unidos Joe Biden urgió el jueves a los legisladores a emprender acciones contra la violencia con armas de fuego que asola el país y pidió prohibir la venta de armas de asalto como las utilizadas en las masacres de Texas y el estado de Nueva York.
Biden pronunció en la Casa Blanca un discurso televisado con 56 velas encendidas detrás suyo para representar a los estados y territorios de estadounidenses que sufren la violencia de las armas de fuego.
"¿Cuántas matanzas más estamos dispuestos a aceptar?", preguntó el presidente en un discurso con una voz que denotaba rabia y, por momentos, se tornaba casi un susurro.
"No podemos volver a fallarle al pueblo estadounidense", dijo, y condenó por "inconcebible" la negativa de la mayoría de los senadores republicanos a apoyar leyes más duras sobre las armas.
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Como mínimo, dijo Biden, los legisladores deberían elevar de 18 a 21 años la edad para comprar armas de asalto y así ayudar a frenar la violencia desenfrenada, que ha convertido escuelas y hospitales en "campos de exterminio".
También demandó aumentar los controles de antecedentes de los compradores armas, la prohibición de vender cargadores de gran capacidad, la obligación de almacenar las armas en forma segura e incluso habló de responsabilizar a los fabricantes de los delitos cometidos con sus productos.
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"En las últimas dos décadas, murieron más niños en edad escolar a causa de las armas de fuego que agentes de policía y militares activos juntos. Piensen en eso", dijo Biden.
Mientras legisladores republicanos se resisten a endurecer las leyes sobre armas, un grupo bipartidista de senadores mantuvo el jueves conversaciones sobre un paquete de controles de armas de fuego.
Esos senadores se centraron en la seguridad en las escuelas, el refuerzo de los servicios de salud mental y los incentivos para que los estados concedan a los tribunales la autoridad para retirar temporalmente las armas a personas que se consideren una amenaza, una medida que Biden también pidió en su discurso.
Mientras los congresistas reflexionaban sobre la respuesta al asesinato racista de 10 clientes negros en un supermercado de Buffalo, en el estado de Nueva York, y el tiroteo en una escuela de Texas en el que murieron 19 niños y dos profesores, el miércoles se produjo otro ataque en Oklahoma.
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