El pasado jueves 7 de marzo se marcó un hito histórico para Suecia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) con la entrada oficial de este país como miembro número 32 de la alianza.
Esta decisión, que representa un cambio significativo en la política exterior sueca, fue confirmada con la entrega del documento de acceso a la Otan por parte del primer ministro sueco, Ulf Kristersson, al secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, en Washington.
El secretario Blinken, en un gesto de acogida, expresó su honor al dar la bienvenida a Suecia como el más reciente miembro de la Otan, destacando el valor estratégico que aporta el país escandinavo con sus capacidades en el Ártico y el Mar Báltico.
Esta incorporación representa un fortalecimiento significativo para la alianza, especialmente en un contexto marcado por la preocupación por la seguridad en Europa tras la invasión rusa en Ucrania hace poco más de dos años.
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Países miembros de la Otan
- Albania
- Alemania
- Bélgica
- Bulgaria
- Canadá
- Croacia
- Dinamarca
- Eslovaquia
- Eslovenia
- España
- Estados Unidos
- Estonia
- Finlandia
- Francia
- Grecia
- Hungría
- Islandia
- Italia
- Letonia
- Lituania
- Luxemburgo
- Macedonia del Norte
- Montenegro
- Noruega
- Países Bajos
- Polonia
- Portugal
- Reino Unido
- República Checa
- Rumanía
- Suecia
- Turquía
El camino hacia la adhesión de Suecia a la Otan ha sido notablemente reflexivo y evolutivo. Antes de la invasión rusa en Ucrania, la idea de unirse a la alianza era vista con escepticismo por parte de muchos suecos, dado el legado de 200 años de no alineación.
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Sin embargo, el cambio de opinión fue evidente después del conflicto en Ucrania, con un aumento significativo en el apoyo público a la membresía en la Otan, reflejando una nueva percepción de la seguridad nacional y regional.
El primer ministro Kristersson subrayó la importancia histórica de este día para Suecia, destacando que la adhesión completa de todos los países nórdicos bajo el paraguas de la OTAN fortalece la seguridad en la región del Mar Báltico.
Asimismo, agradeció el apoyo bipartidista en el Congreso de los Estados Unidos y expresó su compromiso de compartir responsabilidades y riesgos con los demás aliados de la OTAN.
Con la recepción del protocolo de adhesión en Washington, Suecia cierra dos siglos de política de no alineación militar y refuerza su posición en la escena internacional como un actor comprometido con la defensa colectiva y la seguridad regional.
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Este paso representa un compromiso continuo con los valores de libertad, democracia y soberanía, así como una señal clara de solidaridad con los socios de la OTAN.
En conclusión, la entrada oficial de Suecia en la OTAN marca un nuevo capítulo en la historia de la alianza, fortaleciendo la seguridad y la estabilidad en Europa y más allá.
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