Yamit Avital, al escuchar el paso de un buque militar israelí al bucear en la profundidad del mar Rojo, logró despejar su mente del trauma de los ataques de Hamás del 7 de octubre.
"Hay una especie de tranquilidad en el mar, en lo profundo", comenta Avital tras emerger del buceo a 20 metros en las aguas del golfo de Áqaba, conocido en Israel como el golfo de Eilat.
Ella y su esposo, Benny, son del kibutz Nir Oz, uno de los más golpeados por los devastadores ataques de Hamás, que dejaron al menos 1.140 muertos en el sur de Israel, según un recuento de AFP basado en cifras israelíes.
En respuesta, Israel lanzó una ofensiva que ha convertido gran parte de la Franja de Gaza en ruinas y mató al menos 21.978 personas, en su mayoría mujeres y niños, según el ministerio de Salud a cargo de Hamás.
Tras los ataques de Hamás, los Avital y sus tres hijos fueron evacuados a Eilat, al frente de la Reserva Natural Coral Beach y sus clubes de buceo.
La federación israelí de buceo, los clubes de buceo de Eilat y decenas de voluntarios se movilizaron para darle cursos y viajes de buceo gratuitos a las personas evacuadas.
Yuval Goren, gerente del club Aquasport, comentó que estaban "desesperados" por dar lo que fuera para ayudar a los evacuados.
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