Una mujer en Reino Unido ha sido condenada a cadena perpetua tras confesar el asesinato de sus padres y vivir con sus cadáveres durante cuatro años. Virginia McCullough, de 45 años, fue sentenciada por el brutal asesinato de sus progenitores, Louis y John McCullough, de 71 y 70 años, cuyos cuerpos fueron encontrados en su hogar de Great Baddow, Essex, en septiembre de 2023.
El crimen, que se remonta a 2019, comenzó cuando Virginia envenenó a su padre con un cóctel de medicamentos, antes de apuñalar a su madre. Durante años, logró ocultar los crímenes, manteniendo la ilusión de que sus padres estaban vivos y se habían mudado a Clacton, una de las muchas mentiras que utilizó para explicar su ausencia. La situación se descubrió gracias a la preocupación de su médico de cabecera, quien había notado su falta de contacto.
La investigación reveló que Virginia había acumulado grandes deudas con las tarjetas de crédito de sus padres, lo que motivó sus acciones. Según el tribunal, se benefició económicamente de sus muertes, recibiendo un total de £149,697 en pensiones y gastos relacionados.
La brutalidad de los asesinatos dejó sorprendidos a los detectives de la Policía de Essex. El detective superintendente Rob Kirby describió el caso como uno de los más impactantes que ha visto en su carrera. Virginia, al ser interrogada, mostró una fría indiferencia, admitiendo que había usado a su padre como "conejillo de indias" para experimentar con las drogas que finalmente acabarían con su vida.
Publicidad
"Tengo que contarles lo que hay en el piso de arriba: el cuerpo de mi padre", reveló. Cuando le preguntaron por su madre, respondió que la situación era "un poco más complicada".
Los cuerpos fueron hallados en condiciones inquietantes: el de su padre, en un "mausoleo casero" construido con bloques de mampostería en su estudio, y el de su madre, escondido en un saco de dormir en un armario. Cuando la policía llegó a su casa, Virginia les condujo casi inmediatamente hacia el cuerpo de su padre, indicando la ubicación sin mostrar señales de angustia.
Publicidad