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Colombiano trabajó en Polonia y vivió un infierno: abuso, intimidación y falsas promesas

Con la promesa de un trabajo soñado en este país europeo, cientos de colombianos lo dejan todo. Al llegar se encuentran con trabajos forzosos, humillaciones y hacinamientos.

Imagen de un trabajador en una fábrica.
Foto creada con IA.

Cada vez más, los países europeos se han convertido en el destino de cientos de colombianos que buscan una vida mejor fuera del país.

Sin embargo, muchos de estos migrantes terminan siendo víctimas de explotación laboral, humillaciones motivadas por la xenofobia y falsas promesas de sueldos elevados, cuando en realidad reciben salarios muy inferiores a los de los trabajadores locales.

Según Migración Colombia 3.204 colombianos viajaron a Polonia y en lo que va de 2024 esa cifra ya va en 3.867. Eso sin contar los ciudadanos que ingresan de manera ilegal a ese país.

Blu Radio conoció el caso de uno de estos colombianos que durante seis meses vivió un infierno junto a su pareja.

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Se trata de un expolicía, a quien llamaremos Andrés, quien reveló cómo funcionaría lo que para él es un esquema de abuso sistemático, intermediado por supuestas agencias de empleo y reclutadores (también colombianos) que engañan a través de redes sociales con promesas de sueldos elevados y condiciones de vida dignas.

"Trabajar en Polonia fue un infierno"

Andrés decidió viajar a Polonia motivado por la curiosidad de conocer Europa y la posibilidad de utilizar a ese país como plataforma para conseguir un mejor trabajo junto a su pareja sentimental.

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Un amigo suyo que estaba en Polonia le habló sobre las oportunidades laborales en el país, lo que lo impulsó a tomar la decisión de ir. Sin embargo, desde el principio, las expectativas que le habían creado no se ajustaron a la realidad.

El viaje inició a finales de marzo. Después de una breve estancia en España, llegó a Cracovia (ciudad del sur de Polonia), donde esperaba encontrarse con su contacto que supuestamente le ayudaría a conseguir ese añorado trabajo. Finalmente llegaron a Kórnik, un pueblo al sur de Poznán, allí empezaría el sufrimiento.

"Las empresas no contratan directamente a los inmigrantes; lo hacen a través de agencias que se quedan con una parte de tu salario", explicó. Este sistema, según su testimonio, es una forma de explotar a los trabajadores, ya que las agencias reciben pagos de las empresas, pero entregan a los trabajadores un salario muy reducido.

A través de este sistema, los trabajadores colombianos y de otros países terminan siendo explotados, con largas jornadas laborales y condiciones inhumanas.

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"Nos pagaban 21 zlotys (moneda polaca) que al cambio son unos 22.000 pesos por hora, pero la agencia se quedaba con una tajada. Trabajábamos 12 horas al día, de pie, sin apenas descanso", agregó.

"Vivíamos hacinados con otros colombianos"

Las condiciones de alojamiento también fueron descritas como infernales. Los trabajadores eran hacinados en pequeñas casas, con hasta 10 personas compartiendo un solo baño y espacio reducido.

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Lo más impactante es que estas agencias también eran las encargadas de controlar esas casas, en este caso a un colombiano con el nombre de Antonio Pérez.

"Nos metían en casas con seis, ocho personas, a veces incluso más. Un solo baño para todos, una cocina diminuta, y teníamos que hacer mercado entre nosotros para sobrevivir", comentó.

El hacinamiento, la falta de higiene y la escasez de alimentos eran el pan de cada día para estos trabajadores. "Muchos no tenían tiempo ni para comer porque trabajaban desde las 4 de la mañana hasta las 6 de la tarde", relató la pareja de Andrés, una enfermera de profesión que incluso ayudaba con los dolores que sufrían sus compañeros de casa por el trabajo que tenían.

Violencia psicológica y amenazas

Uno de los aspectos más alarmantes fue el maltrato psicológico que sufrían los trabajadores. El colombiano denunció que los intermediarios como Antonio Pérez, trataban a los trabajadores con desprecio, imponiendo multas por todo tipo de razones absurdas: "Nos multaban por caminar, por respirar, por hacer ruido", afirmó. Estas multas se sumaban a las ya precarias condiciones salariales.

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También mencionó que en algunas ocasiones fue amenazado por los responsables de las agencias y que las promesas de sueldos altos y buenas condiciones laborales nunca se cumplieron.

"Nos decían que íbamos a ganar entre 6 y 8 millones de pesos colombianos, pero lo que recibíamos apenas alcanzaba los 3 millones", aseguró.

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Trabajo extremo y condiciones laborales inhumanas

Las jornadas laborales en las empresas polacas eran agotadoras. Andrés contó cómo trabajaban en la recolección y empaquetado de alimentos, especialmente en la manipulación de repollo y pepinos en la empresa Grzeskowiak "Swieze Produkty.

"Teníamos que mover grandes contenedores de pepinos y repollo, y la columna y los brazos quedaban destrozados", afirmó.

Además, los trabajadores no tenían derecho a tomar descansos prolongados ni a hidratarse adecuadamente durante el turno, tampoco los dejaban ingresar sus teléfonos: "Solo nos daban 20 minutos para descansar en toda la jornada, y teníamos que decidir si comer o descansar".

Contó la humillación que vivió por parte de la dueña de la empresa polaca con la que trabajó porque hablaban en español. "Un día porque no le entendí una instrucción que me daba en polaco, me lanzó unas flores a la cara".

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Andrés continuó por 6 meses junto a su pareja viviendo hacinado con más colombianos, trabajando hasta que su cuerpo caía rendido, hasta que un día lo obligaron en la empresa ha rellenar tanque tras tanque de repollo sin descanso.

"El subconsciente que dijo: no más, su columna se va a volver mier#$ y me subí y le dije no voy más, ahora les toca a ustedes, yo no trabajo más", llamó a su pareja, quien trabajaba en esa misma planta, y se fueron.

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Andrés, hizo un llamado a quienes están considerando emigrar a Polonia o a otros países europeos bajo promesas de sueldos elevados y buenas condiciones de vida.

"Les diría que no se dejen engañar. Las condiciones para los inmigrantes son inhumanas, no se van a volver millonarios, van a vivir mal y ser tratados como sardinas en una lata", advirtió.

Según datos de la La Strada , una organización no gubernamental que trabaja para combatir la trata de personas, decenas de miles de trabajadores inmigrantes trabajan en granjas, fábricas e industrias en Europa sometidos a trabajos forzados.

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