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Una piscina de cocodrilos y gallinas: lo que halló policía en cárcel de Guatemala

Durante una serie de requisas en una prisión de máxima seguridad conocida como "El infiernito" en Guatemala, las autoridades encontraron pertenencias como cocodrilos, gallinas, televisores, neveras y hasta sillas de videojuegos.

Cocodrilos de "El infiernito" en Guatemala
Cocodrilos de "El infiernito" en Guatemala

El operativo "Recuperación del Infiernito" contó con la participación de unos 400 policías en la madrugada del domingo. Este centro penitenciario albergaba a más de 200 pandilleros de la peligrosa banda delincuencial "Barrio 18".

Las imágenes revelaron que los reclusos tenían comodidades inesperadas, en la cárcel ubicada en Escuintla, unos 70 kilómetros al sur de la capital de ese país.

El hallazgo de una granja y una piscina con cocodrilos indica un "descontrol total en la cárcel, perdiendo su carácter de máxima seguridad" afirmó el ministro de Gobierno Francisco Jiménez.

También atribuyó el descuido a administraciones anteriores y la entrega del control de las prisiones a los criminales, evidenciando una "falta de interés y responsabilidad política y financiera para afrontar la situación". En redadas anteriores, la policía desmanteló un "call center" utilizado por los pandilleros para extorsiones y crímenes.

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Por otra parte y después de trasladar a 225 miembros de la pandilla "Barrio 18" a otras cárceles para un mejor control, se anunció un proceso de reconstrucción de "El Infiernito". También se propuso la creación de un grupo élite de guardias sin identificación para evitar sobornos y apeló al apoyo del Congreso y la rama judicial para reconstruir el sistema penitenciario.

Este operativo ocurre en un contexto donde el presidente declaró que algunas áreas del país estaban bajo control de pandillas, coincidiendo con llamados internacionales para frenar el reclutamiento de menores por grupos criminales.

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El operativo, que fue calificado por las autoridades como una “jornada dura”, tuvo dos objetivos: uno era la recuperación del centro penitenciario y el otro, el traslado de 225 miembros de la pandilla Barrio 18 a otras cárceles para tener un mejor control sobre la organización criminal. Después de la transferencia de los pandilleros, el ministro anunció un proceso de reconstrucción de “El Infiernito” para darle una estructura de cárcel de máxima seguridad que irá “más allá del simple remozamiento”.

"No sólo se rasparán los grafitis de la pandilla de las paredes sino se hará un escaneo de los muros y los pisos para identificar actividad ilícita y si es necesario, romperemos paredes, romperemos pisos para descubrir caletas”, expresó Jiménez, añadiendo que se eliminaría el acceso de los reclusos a la energía eléctrica para que no pudieran recargar sus celulares ni ingresar otros enseres como neveras, televisores, equipos de sonido y juegos electrónicos.

La cárcel "será completamente desmontada y reconstruida" según Jiménez. El operativo del domingo ocurrió unos días después de que el nuevo presidente Bernardo Arévalo declarara que algunas áreas de Guatemala estaban en manos de pandillas, coincidiendo con un llamado de la ONU para frenar el reclutamiento de menores por los grupos criminales.

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