Una operación entre España y Portugal permitió desmantelar una banda acusada del lavado de dinero, cerca de diez millones de euros procedentes del narcotráfico en países sudamericanos como Colombia y Venezuela, con veinte detenidos.
Una de las detenciones se produjo en Portugal, otra en Venezuela con apoyo de Interpol y el resto en España, según informaron este miércoles 17 de abril, en rueda de prensa en Barcelona, España, oficiales de la Policía española, catalana los Mossos d'Esquadra, y portuguesa, que colaboraron en esta operación junto con los mecanismos europeos de cooperación policial Europol y Sirene.
De los veinte detenidos, siete ingresaron en prisión y el resto quedaron en libertad con cargos, aunque estos cuerpos policiales dejaron la puerta abierta a nuevas detenciones.
La investigación comenzó en 2018 a raíz de la localización en la provincia española de Barcelona de 1.413 kilos de cocaína en un transporte procedente de Brasil, que desembocó en la detención de catorce personas en 2020.
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Un equipo conjunto de investigación llevó a cabo los pasados 6 y 7 de marzo registros en varios puntos de España y de Portugal, donde intervinieron más de 130.000 euros en efectivo, lingotes de oro, joyas y relojes de alta gama.
La investigación fue compleja por tratarse de una red empresarial muy amplia que contaba con numerosos testaferros, que mediante un supuesto cabecilla de la organización en la región española de Cataluña usaba varios sistemas para blanquear dinero, siempre con el mismo objetivo de acumular activos en Sudamérica, principalmente en Colombia y en Venezuela.
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El grupo utilizaba 'mulas' que a cambio de comisiones realizaban el ingreso en efectivo en bancos mediante pequeños aportes y conseguían burlar los sistemas de prevención de lavado de dinero en entidades bancarias, según estas fuentes.
El sistema constante de ingresos en efectivo era prácticamente indetectable gracias a la enorme diversificación del dinero, entre más de doscientos testaferros y decenas de sociedades pantalla, que se repartía fundamentalmente en vehículos con escondites para evitar controles policiales.
Además, la organización utilizaba supuestamente otros métodos como el de inyectar dinero sobre un entramado de sociedades vinculadas a un empresario, quien se valía de la colaboración de otras empresas para simular operaciones comerciales, y la adquisición de propiedades a nombre de testaferros, incluyendo inmuebles en Sudamérica.