El Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) detuvo al autor y al organizador del atentado con bomba contra un supermercado en San Petersburgo que dejó esta semana una veintena de heridos.
Los detenidos están siendo interrogados por el Comité de Instrucción de Rusia, que decidirá las medidas cautelares que se tomarán contra los terroristas.
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Aunque en un principio se barajaron otras versiones, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró que la explosión ocurrida el miércoles en un supermercado de la cadena Perekriostok en la antigua capital zarista había sido un atentado.
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La bomba, que tenía una potencia equivalente a 200 gramos de trilita, no llegó a causar daños graves al edificio, según los servicios de emergencia.
Putin anunció al día siguiente que había dado la orden al FSB para que sus agentes actúen en el marco de la ley a la hora de detener a los terroristas, pero, en caso de necesidad, liquiden a los criminales "en el acto".
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Además, ayer endureció las penas de cárcel por financiación o reclutamiento de terroristas, e introdujo en el código penal el concepto de propaganda terrorista.
Recientemente, el jefe del Kremlin llamó al presidente de EEUU, Donald Trump, para agradecerle la información suministrada por la CIA que permitió frustrar una serie de atentados terroristas en la antigua capital zarista.
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El FSB detuvo a mediados de diciembre a siete personas que planeaban, entre otros, un atentado suicida en la catedral de Kazán, que se encuentra en la Avenida Nevski, la más frecuentada de la ciudad.
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San Petersburgo fue escenario en abril pasado del atentado más grave de su historia, cuando un kamikaze mató a 14 personas en el metro de la ciudad.