En Sala de Prensa Blu, Carlos Patiño, docente internacional de la Universidad Nacional, habló sobre la salida de Bashar al Asad y las consecuencias que esto traería al país sirio.
La caída del régimen de Bashar al Asad, quien ha gobernado Siria durante más de 24 años, marca un punto de inflexión en el panorama geopolítico de Medio Oriente. Según el profesor Carlos Patino, este hecho no es simplemente un cambio de liderazgo, sino que representa el resultado de una combinación de factores que incluyen la falta de apoyo de potencias como Rusia e Irán, y la incapacidad del Ejército sirio y Hezbollah para movilizarse eficazmente.
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"Asha Asta se cae por la falta de apoyo de los rusos, por la falta de apoyo de los iraníes y por la falta de incapacidad de movilización de Hezbolá. Y eso hizo que el Ejército sirio se quedara, finalmente solo, sin posibilidades de respaldar a Shara", señaló Patiño.
Por otro lado, Patiño argumentó que la intervención de Rusia no fue suficiente para sostener el régimen de Asad, que se ha visto cada vez más aislado en un contexto global complicado. "Rusia no tenía la capacidad operativa para apoyar a Bashar al Asad desde Siria y se vio obligada a retirarse ante la presión de la situación. Esto es un claro indicativo de su debilitamiento en la región".
Se evidenció además cómo Irán, que históricamente ha respaldado al régimen sirio, perdió influencia, al igual que Hezbollah, dejando a Asad sin el apoyo crítico que necesitaba para sostener su gobierno. En este sentido, la acusación de Irán contra Ucrania, por apoyar la coalición opositora a Asad, ilustra el entramado complejo de estas relaciones internacionales. "Esto demuestra que la caída de Asad es una parte de un conflicto global que está sacudiendo múltiples regiones", indicó Patiño.
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