Los dos candidatos favoritos en las elecciones presidenciales del domingo en Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Fernando Haddad, proponen modelos opuestos para rescatar a la mayor economía de Suramérica, ya que el primero se dice totalmente liberal y el segundo intervencionista.
Las encuestas indican que ambos serán los más votados el domingo, con el 35 % del favoritismo para Bolsonaro y el 22 % para Haddad, por lo que deberán medirse en una segunda vuelta el 28 de octubre, para la que aparecen técnicamente empatados.
Los sondeos indican, por lo mismo, que los brasileños tendrán que optar en el balotaje entre el modelo liberal propuesto por el ultraderechista, que defiende las privatizaciones y la reducción del gasto público, o el intervencionista de Haddad, quien promete derribar las medidas de ajuste fiscal de los dos últimos años para que el gasto público pueda "ayudar a hacer girar a la economía".
Ambos candidatos tienen diagnósticos diferentes para una economía que comienza a recuperarse de la más profunda recesión de su historia, se resiente con índices de desempleo aún preocupantes y enfrenta un déficit fiscal considerado insostenible.
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El vencedor de las elecciones asumirá un país que, según las últimas proyecciones del Gobierno, tan sólo ganará un 1,3 % este año tras haber crecido un tímido 1 % en 2017 y que aún sufre los efectos de la profunda recesión de 2015 y 2016, la peor en varias décadas y que dejó una retracción acumulada de cerca del 7 %.
La mayoría de los candidatos reconoce que el principal desafío económico es el déficit público, pero difieren sobre la reforma al régimen de jubilaciones, que el mercado y los economistas consideran urgente para equilibrar las cuentas.
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El sector público acumuló en los últimos 12 meses hasta agosto un déficit nominal de unos 503.000 millones de reales (unos 123.200 millones de dólares), equivalente al 7,45 % del PIB, que hizo que la deuda bruta del sector público saltara desde el 50 % del PIB en 2014 hasta el 77,3 % del PIB este año.
La principal propuesta del programa económico de Bolsonaro, coordinado por el experto Paulo Guedes, un liberal de la llamada Escuela de Chicago, es la reducción de la deuda pública en un 20 % mediante privatizaciones y concesiones al sector privado.
Otra de sus prioridades es eliminar el déficit público y para ello pretende reformar el régimen de jubilaciones mediante la creación de un sistema paralelo de jubilación por capitalización.
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Haddad, por el contrario, propone la revocación de las medidas de ajuste fiscal adoptadas por el actual presidente, Michel Temer, como la congelación de los gastos públicos y la reforma laboral.
El ahijado político del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y candidato por el Partido de los Trabajadores (PT) igualmente promete interrumpir las privatizaciones y volver a darle a Petrobras la exclusividad como operador en los ricos yacimientos del presal.
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Para impulsar la economía propone reducir los intereses, abaratar el crédito al consumidor, retomar obras públicas que están paralizadas e impulsar programas de incentivo a la generación de empleo para que el consumo vuelva a ser el principal motor de la economía de Brasil.
La posibilidad de una victoria de Bolsonaro ha llevado a la bolsa de Sao Paulo a subir con fuerza en los últimos días, con el mercado animado con su agenda liberal y poco preocupado con su historial como defensor de la dictadura militar.
"Creo que el mercado no está apreciándose por la posible victoria de Bolsonaro sino por la posible derrota de Haddad. Porque el mercado sabe lo que representan el PT y sus políticas económicas, a las que atribuye el elevado déficit fiscal, pero no sabe nada de Bolsonaro. Su política económica es una interrogación", dijo a Efe el analista André Perfeito, economista jefe de la corredora Spinelli.