Una enfermera japonesa que asesinó a tres pacientes al contaminar sus goteos intravenosos con desinfectante fue sentenciada el martes a prisión de por vida, informó la prensa local.
Durante el juicio, Ayumi Kuboki, de 34 años, admitió haber matado cinco años atrás a esos pacientes de alrededor de 70 y 80 años de edad, en un caso que estremeció a Japón.
Previamente declaró a la policía que habría matado a 20 personas en dos meses, pero luego dijo a los fiscales que no comentaría sobre ello durante el juicio.
El juez de la corte distrital de Yokohama indicó que consideró sentenciar a Kuboki a pena de muerte, según la radiotelevisión pública NHK.
"Dijo que lamenta (sus acciones) y quiere pagar por su crimen. Hay posibilidad de que se reforme", señaló el juez al desistir de aplicar la pena capital.
Japón es uno de los pocos países industrializados que aún aplica la pena de muerte y más de 100 personas aguardan ser ejecutadas.
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Los fiscales pidieron la pena de muerte para Kuboki pero sus abogados argumentaron que la mujer sufría de depresión debido al estrés por la muerte de sus pacientes y que sus facultades se encontraban disminuidas.
Kuboki había dicho al tribunal que no quería ser culpada por los familiares cuando algo saliera mal con sus pacientes durante su turno, y que se sintió "aliviada" cuando una de las víctimas murió, según NHK.
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NHK informó que el hijo de una de las víctimas quedó disconforme con el fallo.
"Ella mató gente inocente por motivos egoístas y no fue sentenciada a muerte. Está mal", declaró.
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La pena capital tiene alto respaldo en Japón pese a las críticas internacionales.
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