De regreso a la Casa Blanca, Donald Trump inició su mandato con un decreto que busca relegar los vehículos eléctricos (EV) en favor de los motores a combustión, una medida que contrasta con la política de transición energética promovida por su predecesor, Joe Biden, y el mundo en general.
El decreto presidencial, firmado tras su investidura, establece la suspensión de subvenciones federales destinadas a la instalación de estaciones de recarga para vehículos eléctricos en Estados Unidos.
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Además, plantea una investigación de 90 días para evaluar si estas ayudas han desequilibrado el mercado automotor al encarecer otros tipos de vehículos.
¿Cuál es la posición de Trump con los autos eléctricos?
El Gobierno de Trump
también podría eliminar el crédito fiscal que incentiva la compra de autos eléctricos y anular la exención que permite a California imponer estándares más estrictos de emisiones que el resto del país.
Estas acciones buscan revertir políticas clave del “Green New Deal” impulsado por Biden, que incluía ayudas económicas para estimular la adopción de tecnologías más limpias en el transporte.
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Durante su campaña, Trump criticó las políticas demócratas por supuestamente obligar a los estadounidenses a optar por autos eléctricos, mientras que su adversaria Kamala Harris defendió la libertad de elección de los consumidores.
¿Qué impacto puede tener en la industria automotriz?
El anuncio generó una reacción inmediata en los mercados. Las acciones de fabricantes de vehículos eléctricos, como Rivian, y de empresas dedicadas a estaciones de recarga, como EVgo, registraron caídas.
Incluso Tesla, liderada por Elon Musk, quien históricamente ha mantenido una relación cercana con Trump, sufrió una leve baja en su cotización.
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Según Kelley Blue Book, las ventas de vehículos eléctricos en Estados Unidos crecieron un 7.3 % en 2024, alcanzando 1.3 millones de unidades, con avances en todos los segmentos de precios.
Sin embargo, la demanda sigue siendo considerada débil por algunos fabricantes, que han reducido sus proyectos para vehículos eléctricos.
Kathy Harris, directora de la ONG NRDC, criticó las decisiones de Trump, argumentando que buscan beneficiar a las grandes petroleras y que los vehículos eléctricos representan una opción más sostenible tanto para el medioambiente como para los consumidores.
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Además, advirtió que estas medidas podrían enfrentarse a batallas legales si el gobierno intenta ignorar regulaciones vigentes.
Por su parte, John Bozzella, presidente de la Alianza para la Innovación Automotriz, reiteró la necesidad de un estándar nacional único para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque evitó pronunciarse sobre el decreto presidencial.
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El decreto también pone en duda la continuidad de grandes proyectos de infraestructura y manufactura en el sector de los EV.
Por ejemplo, el Departamento de Energía había aprobado en noviembre créditos federales por más de 14.000 millones de dólares para la construcción de plantas de baterías y vehículos eléctricos en Georgia e Indiana.
Ahora, estos proyectos podrían verse afectados por las nuevas directrices.
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