El Salón del Automóvil en Pekín o Auto China comenzó este jueves, 25 de abril, bajo un clima marcado por una guerra de precios entre los gigantes del sector de los vehículos eléctricos.
Este fenómeno busca ofrecer las mejores condiciones al precio más bajo debido al crecimiento explosivo del mercado chino de autos eléctricos, que alcanzó un 69 % de las ventas mundiales en diciembre de 2023, según datos de la firma Rystad Energy.
Los fabricantes chinos de eléctricos han incursionado en mercados europeos y del sudeste asiático. Elon Musk, dueño de Tesla, ha calificado a las empresas automovilísticas chinas como "las más competitivas del mundo".
En China, se estima que hay 129 marcas de vehículos eléctricos, aunque solo 20 de ellas poseen al menos un 1 % del mercado local, según datos de Bloomberg.
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Protagonistas del salón
Uno de los protagonistas más destacados de la feria es BYD, que superó a Tesla como el mayor vendedor mundial de eléctricos en el último trimestre del año pasado. BYD presentará en la feria su primer pickup eléctrico, el BYD Shark.
En tanto, Tesla recuperó el título en el primer trimestre de este año, pero BYD sigue siendo el líder en el mercado chino.
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Volkswagen, el gigante alemán, busca recuperar terreno en su mercado más importante después de haber perdido el título de la marca más vendida en China ante BYD.
Para ello, ha anunciado una inversión de 2.700 millones de dólares para expandir su centro de producción e innovación en la provincia de Anhui y ha invertido miles de millones a nivel mundial para avanzar en su producción de modelos eléctricos.
La feria también destaca la presencia de Nio, un fabricante chino especializado en vehículos eléctricos de alta gama, que presentará sus ocho modelos para 2024. Por otro lado, Xiaomi se ha sumado al mercado con su primer modelo de carro eléctrico, logrando ventas tres a cinco veces superiores a lo esperado.
La guerra de precios se intensificó recientemente con los anuncios de fuertes reducciones en los precios de modelos por parte de Li Auto y Tesla. La expansión de la producción de autos eléctricos en China ha generado preocupación en Occidente por el posible impacto en los competidores locales debido a la sobreoferta de autos chinos baratos.
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Pekín ha rechazado estas preocupaciones, defendiendo su éxito en el sector por la innovación y las cadenas de suministros, más que por los subsidios, aunque estos estuvieron vigentes hasta finales de 2022.
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