Cada vez son más los conductores que deciden inclinarse por un carro automático, esto por la facilidad y comodidad que implican este tipo de transmisiones en situaciones como viales largos o para arrancar en las pendientes.
Razón por la que muchas veces, quienes cuentan con un carro de transmisión mecánica, deciden vender su vehículo y adquirir uno mecánico.
Pero, aunque se trata de un vehículo que se maneja de forma relativamente más fácil, de cambio puede llegar a costar trabajo por la costumbre que tienen los conductores al usar los tres pedales.
Más que la caja de cambios, la principal diferencia que se presenta entre estos dos tipos de vehículos es el funcionamiento de los pedales, pues en el mecánico está presente el clutch que se pisa siempre con la pierna izquierda.
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Al hacer el paso a mecánico, es normal que la memoria motriz haga que dicho pie izquierdo, que ahora no deberá cumplir ninguna función al manejar, tienda a buscar el pedal de embrague.
El peligro de este actuar es que al ser el pedal del freno más ancho, es posible que se pise por accidente con los dos pies.
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Ahora, si alguna vez se ha sentado a analizar la fuerza de ambas piernas a la hora de pisar los pedales, el izquierdo tiende a ejercer más presión que el derecho, esto porque el frenado debe ser de forma más suave y sensible.
Así que al pisarlo con el pie izquierdo, el freno puede realizarse de forma brusca e incluso podría provocar un accidente.
Para evitar esta situación, mientras se acostumbra a dejar la pierna izquierda quieta, esta se podría cruzar casi que por debajo de la derecha, para que el movimiento sea más extenso y se logre caer en cuenta antes de llegar a tocar el pedal.
Este truco también funciona para aquellos que varían entre ambas transmisiones, pues al conducir las dos, es posible que dicho movimiento no se elimine fácilmente.
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