En un movimiento destinado a fortalecer su presencia en el mercado de vehículos de bajas emisiones, los gigantes automovilísticos japoneses Nissan y Honda están explorando una colaboración que beneficiará a los dueños de carros eléctricos.
Fuentes internas han revelado que ambas compañías están en negociaciones para establecer una asociación que permita la producción conjunta de piezas y componentes clave para vehículos eléctricos, puntualizó el diario especializado Nikkei.
Según informes filtrados, Nissan estaría considerando la transición hacia un sistema de propulsión compartido o un eje eléctrico, y ambas marcas japonesas estarían buscando un acuerdo para adquirir, diseñar y desarrollar una plataforma de vehículos eléctricos en conjunto.
Aunque las conversaciones están en una etapa incipiente y la posición exacta de Honda aún no está clara, la posibilidad de una colaboración en la adquisición de baterías y el desarrollo de vehículos está sobre la mesa.
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El impulso hacia esta asociación se ha visto impulsado por el aumento de la competencia en el sector automotriz, particularmente por parte de China.
Ante esta realidad, los fabricantes japoneses buscan asegurar el suministro de componentes clave, como las baterías, internamente, con miras a garantizar la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo.
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Este movimiento no es único en la industria japonesa. En octubre pasado, la petroquímica nipona Idemitsu Kosan y el gigante automovilístico Toyota Motor anunciaron un acuerdo para desarrollar sistemas destinados a la producción en masa de baterías de estado sólido.
Estas baterías prometen mejorar significativamente el rendimiento de los vehículos eléctricos, ofreciendo una mayor autonomía y eficiencia.
La colaboración entre Nissan y Honda no solo representa un paso adelante en la innovación tecnológica, sino que también podría tener importantes repercusiones para los propietarios de vehículos eléctricos.
Expertos esperan que esta asociación resulte en avances significativos en términos de rendimiento, costos y disponibilidad de vehículos eléctricos, lo que finalmente beneficiará a los consumidores al facilitar una transición más suave hacia la movilidad eléctrica.
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