La pesadilla de todo dueño de un carro eléctrico se hizo realidad en este país

En un giro temido para la movilidad de cero emisiones, en general, en el mundo, Holanda se enfrenta a una crisis energética que ha dejado a los propietarios de carros eléctricos en una situación desesperada.

Lo que alguna vez fue visto como el futuro brillante de la conducción libre de emisiones ahora se ha convertido en un problema con la recarga debido a los apagones.

Los holandeses, conocidos por su compromiso con la sostenibilidad, han sido pioneros en la adopción masiva de vehículos eléctricos. Sin embargo, este entusiasmo ha llevado a un problema que pone en duda la viabilidad a largo plazo de la movilidad eléctrica en el país.

El gran problema de los carros eléctricos

Los informes recientes revelan que las cuatro principales ciudades de Holanda, Ámsterdam, Utrecht, Rotterdam y La Haya, están experimentando apagones continuos, especialmente durante las horas pico entre las 5:00 y 8:00 de la noche. ¿La causa? Una sobrecarga en la red eléctrica provocada por la recarga simultánea de miles de vehículos eléctricos.

Stedin, el principal operador de las redes eléctricas en los Países Bajos, ha atribuido estos apagones al estrés al que se ve sometida la red debido a la alta demanda de energía durante ciertos períodos del día.

Esto quiere decir que, a medida que más conductores buscan recargar sus vehículos, la red eléctrica está llegando a su límite, incapaz de manejar la carga adicional.

La solución parece estar fuera de alcance a corto plazo. Aumentar la densidad de las redes nacionales de suministro requeriría una inversión masiva que Stedin ha calificado de prácticamente imposible.

De acuerdo con Car and Driver, se estima que se necesitarían más de 54.000 transformadores y más de 100.000 kilómetros de nuevo cableado para abordar adecuadamente este desafío.

Este problema no solo afecta a la movilidad eléctrica. Holanda, que ya enfrenta una alta dependencia de la electricidad debido al cese de las compras de gas a Rusia, ahora ve aún más presión en su red eléctrica con la conversión de miles de hogares a sistemas eléctricos para aire acondicionado y cocina.

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