Alrededor del mundo, manejar es una tarea que requiere capacidad y sentido común. Un reciente análisis comparativo identificó un patrón clave en las calles más seguras para conducir: el ancho de los carriles.
De acuerdo con investigaciones de origen finlandés y un estudio de la iniciativa Salud Americana Bloomberg, se encontró que las calles con carriles más estrechos presentan un índice de siniestralidad menor.
¿Por qué las calles con carriles estrechos son más seguras?
Esta particularidad en el diseño de las vías contribuye a que los conductores reduzcan la velocidad de manera casi inconsciente, aumentando así la seguridad.
Según un estudio finlandés, citado por el diario español El País, las carreteras con un solo carril y menos espacio entre el borde de la vía y los vehículos generan una percepción de cercanía que motiva a los conductores a reducir la velocidad.
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Por el contrario, en carreteras más amplias, la sensación de amplitud tiende a propiciar el aumento de la velocidad, lo que incrementa el riesgo de accidentes.
La investigación de Bloomberg, basada en el análisis de más de mil calles en varias ciudades de Estados Unidos, respalda esta conclusión. En vías con carriles de 9 pies de ancho (274 centímetros), la cantidad de accidentes fue notablemente menor en comparación con aquellas donde los carriles miden 12 pies (365 centímetros).
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La diferencia se explica por el hecho de que, en carriles más estrechos, los conductores perciben un mayor riesgo de choque y ajustan su comportamiento para circular con más precaución.
Además, el estudio detalla que en calles con carriles amplios, los vehículos suelen exceder los 50 km/h, aumentando la probabilidad de accidentes. La razón es que la sensación de espacio extra reduce la percepción de peligro, y los conductores se muestran menos atentos al entorno.
En pocas palabras, las calles con carriles más estrechos presentan un perfil de seguridad superior, ya que la cercanía de los vehículos induce una mayor cautela y un descenso en la velocidad.