Los activos que tenía el fabricante automovilístico Volvo en Rusia fueron traspasados a un inversor local, que, junto a otro socio nacional, trabaja actualmente en reanudar la producción en la planta de la región de Kaluga, unos 200 kilómetros al sur de Moscú.
El Ministerio ruso de Industria y Comercio señaló a la agencia Interfax que el objetivo es retomar la fabricación de vehículos en Kaluga "cuanto antes".
Tras el inicio de la guerra rusa en Ucrania en febrero de 2022 y la imposición de sanciones occidentales contra Rusia, Volvo, propiedad de la compañía china Geely, anunció la suspensión de las entregas de automóviles al mercado ruso.
La inmensa mayoría de los fabricantes extranjeros de automóviles que tenían fábricas en Rusia se marchó del país, ante lo cual el sector automovilístico ruso tomó medidas para mantenerse a flote.
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Apenas cuatro días después de que las tropas rusas entraran en Ucrania, Renault suspendió las actividades de sus empresas en Rusia, seguida de Volvo Trucks y Volkswagen -estas dos últimas con sendas plantas en Kaluga- y Toyota, con una fábrica en San Petersburgo.
Además, se detuvieron los suministros de piezas y las exportaciones de vehículos a Rusia, por lo que el sector automovilístico ruso, que antes de la guerra ofrecía empleo directo o indirecto a más de 3,5 millones de rusos, se vio obligado a buscar alternativas a los recambios de marcas rusas como LADA, KAMAZ o UAZ.
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Las autoridades rusas también anunciaron el relanzamiento de la marca Moskvich, retirada del mercado en 2002, y presentaron primero un "crossover" de gasolina de diseño chino y fabricado en gran parte con componentes procedentes del gigante asiático, y posteriormente un sedán que copia al chino JAC Sehol A5 Plus.
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