El año pasado, la unión de 65 personas logró que en tres horas se extrajeran 395 kilos de residuos sólidos en Playa Dulce, ubicada al occidente de Turbo. De esa cantidad de basura recogida, casi la mitad podía ser aprovechada.
La tarea fue desarrollada por el Semillero de Investigación en Gestión Costera – GECO-, perteneciente a la Escuela Ambiental de la Universidad de Antioquia. Igualmente, contaron con voluntarios de colegios y empresas de la región.
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Posteriormente, se han organizado más jornadas de limpieza de caños y afluentes, en las que se han encontrado principalmente botellas, pitillos y otros desechos que se recogen para que no vayan a parar al basurero.
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A partir del trabajo articulado para evitar que se sigan contaminando las playas se han hecho también campañas para que más que recoger basura, se generen menos cantidad de residuos o se haga un mejor manejo de ellos.
“El receptor de los problemas ambientales que se viven en toda la región de Urabá, por eso lo que debemos hacer es una adecuada planeación a través de unas políticas de gestión de residuos sólidos y de manejo del recurso hídrico con esa visión integradora, porque por más que limpiemos las playas, la mayor parte de esos desechos se generan es al interior”, señala la docente Jenny Leal.
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Desde los semilleros se adelantan un plan de manejo de residuos y estrategias de educación ambiental para que cada vez más personas se unan al verdadero reto de recuperar estos escosistemas, más allá del Basura Challenge.
Según la Universidad de Antioquia, entre los propósitos del semillero SIGA está "el plan de manejo de residuos sólidos y construir pacas biodigestoras para el manejo de residuos orgánicos en esta sede de la Alma Máter. Adicionalmente, el semillero pretende hacer jornadas de limpieza de playas y caños y realizar campañas de educación ambiental en las instituciones educativas de la región".
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Por otro lado, desde el informe de la Red de Vigilancia para la Conservación y Protección de las Aguas Marinas y Costeras de Colombia se evidenció que las aguas residuales también están afectando la calidad del agua en las desembocaduras de los ríos Volcán y Turbo, así como en la playa Arboletes.
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