Las reservas de agua en Italia se redujeron en un 20 % en los últimos treinta años, desde 1991, según alertó este miércoles el Instituto Superior para la Protección e Investigación Ambiental.
En los últimos treinta años, entre 1991 y 2020, las reservas hidrológicas italianas se redujeron en un 20 % en comparación con el periodo de referencia entre 1921 y 1950.
Esta reducción, alega, se debe al impacto del cambio climático, ya que no solo responde a la reducción de las precipitaciones, sino también al aumento de las temperaturas y la consecuencia evaporación de los lagos o embalses y a la mayor transpiración vegetal.
El Gobierno italiano mantiene alta la alerta sobre la situación de sus ríos, pantanos y otras reservas tras la experiencia del pasado verano, cuando se sufrió la peor sequía en siete décadas.
Un problema con graves repercusiones también para la agricultura que afectó especialmente a las regiones del norte y a toda la cuenca del Po, el principal río que cruza el país desde los Alpes hasta desembocar en el mar Adriático.
El pasado lunes el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea advirtió de que Europa va camino de una sequía similar a la del verano de 2022 y que las lluvias de las próximas semanas serán "cruciales".
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