La cuenca del Amazonas, conocida por su rica biodiversidad y su importancia ecológica, se enfrenta a una amenaza inminente por crisis alimentaria que ha desencadenado por el Fenómeno de El Niño .
Las olas de calor y la sequía intensas, atribuidas a El Niño, han desencadenado una reducción crítica de los niveles de agua en el río Amazonas y sus afluentes. Este fenómeno, que se desarrolla en ciclos irregulares, ha llevado a una disminución dramática de los niveles de agua, poniendo en peligro la vida de miles de personas que dependen de estos recursos naturales para su supervivencia.
En Manaos, Brasil, la capital del estado del Amazonas, el río Amazonas ha experimentado una disminución de siete metros en su nivel en las últimas dos semanas, una señal alarmante de lo que está por venir. Esta drástica disminución del agua ha tenido un impacto directo en la población local, ya que los peces, una fuente fundamental de alimento en la dieta amazónica, están muriendo debido a la falta de oxígeno y al aumento de las temperaturas del agua.
La crisis no se limita a la pérdida de alimentos. El transporte fluvial, que es vital para el acceso a alimentos, servicios de salud y educación en estas comunidades, se ha reducido en un 40%. Esto ha dejado a muchas comunidades sin suficientes suministros básicos, impidiendo que los niños asistan a la escuela, ya que los botes son el principal medio de transporte en esta región.
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La organización humanitaria World Vision, que ha estado operando en la Amazonía brasileña durante más de 25 años, ha ampliado su alcance para proteger a la niñez y la biodiversidad amazónica en países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, a través de su iniciativa de la Cuenca Amazónica.
Esta organización advierte que la situación es crítica y que más de 2.200 niños en Manaos, Brasil, no pueden ir a la escuela debido a la grave sequía. Además, se estima que otras 20.000 personas podrían enfrentar la misma situación en los próximos días en estos países.
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El aumento de las temperaturas y las sequías prolongadas están trastocando el equilibrio entre la estación lluviosa y la seca en la región. La Amazonía brasileña se encuentra actualmente en la estación seca, lo que ha provocado la pérdida de cultivos, la imposibilidad de las familias para pescar y una grave escasez de agua. Esta sequía podría afectar a aproximadamente 520.000 indígenas y comunidades tradicionales en la región, dejándolos en una situación extremadamente vulnerable.
Además de la amenaza a la seguridad alimentaria, las temperaturas extremas y la disminución de los niveles de agua en Perú están aumentando la propagación de enfermedades infecciosas como la diarrea, el dengue y la malaria. En Colombia, las comunidades en los departamentos de Caquetá, Amazonas y Putumayo enfrentan un mayor riesgo de incendios forestales y escasez de agua. Ecuador también experimenta un estrés hídrico severo que limita el acceso de miles de familias a la energía hidroeléctrica.
Las cadenas de suministro locales se están viendo interrumpidas, la capacidad de riego está disminuyendo y la escasez de agua y energía son signos evidentes de una inminente crisis de seguridad alimentaria en la región amazónica. Miles de personas se verán forzadas a migrar, y los niños serán cada vez más vulnerables al trabajo infantil y al abuso, ya que los medios de subsistencia se ven comprometidos.
World Vision hace un llamado urgente a la comunidad internacional, a los organismos multilaterales y a las agencias de cooperación para que ayuden a proteger a la niñez más vulnerable en esta región. Es crucial reunir fondos para prevenir una situación que podría convertirse en una catástrofe para los niños de la región amazónica y sus familias.
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La crisis climática es una realidad innegable, y la Amazonía, con su invaluable riqueza natural y ecológica, se encuentra en el centro de esta tormenta. Se debemos actuar para proteger a las comunidades indígenas y tradicionales que son guardianes del 20% del agua dulce del mundo y los bosques tropicales que desempeñan un papel crucial en la mitigación del cambio climático. No hacerlo solo acelerará y profundizará la crisis global que todos enfrentamos. La acción colectiva es fundamental para salvaguardar esta región y sus habitantes.
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